lunes, 12 de diciembre de 2011

Bah! Ya está bien de quejas!

Hoy ha sido un gran día. ¿Por qué?
Un buen día se puede distinguir en un minuto: en los 60 segundos antes de dormir.
Si en esos segundos eres feliz; si te acuestas con esa sensación de felicidad y casi sin querer comienzas a cerrar los ojos sonriendo, ha sido un gran día.
No importa que el día empezase fatal, no importa que haya habido momentos tristes: si te duermes feliz el día ha sido inmejorable.

Por eso hoy es un dia tan importante: es un gran día digno de agradecer.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Libertad

A todos nos da miedo que nos defrauden. A todos nos da miedo que nos vuelvan a hacer daño. Pensamos, sabemos, que dañaría nuestro orgullo y nuestra estima. Sabemos que nos decepcionaría, que nos haría infelices.

A veces no podemos evitar vivir con la incertidumbre de si nos van a volver a defraudar, porque a veces ni siquiera conocemos a esa persona.

Sin embargo, otras veces, tenemos en mayor o menor medida ese poder de hacer cambiar a la persona que nos ha abierto una herida.

Hay diferentes formas de hacerlo. Unos piensan que ni siquiera merece la pena, que las personas no cambian, que siempre van a ser como son. Otros piensan que la mejor forma es siempre la más restrictiva. Ésta es una forma relativamente fácil de llevar a cabo ¿por qué? Desconfiar de la persona que ha perdido nuestra confianza es siempre lo más fácil. Puede ser efectivo, puede que no nos vuelva a fallar, ¿cómo iba a hacerlo si no tenía vía alguna? Una persona encerrada en un metro cuadrado rara vez hará algo malo, pero, eso sí, no te extrañe que de vez en cuando rompa la caja: hasta esa persona necesita respirar libremente.

Si llevamos a cabo ésta forma de hacer cambiar a alguien nunca podremos extrañarnos de que la sensación de desconfianza dure eternamente. Es muy simple, ya que aunque pasen los años nunca nos dará una sola razón para que confiemos en ella: es imposible devolverle la confianza a alguien a quien se la negamos de raíz.

Pero, no pasa nada, hay otra vía. Es más difícil. Puede ser dolorosa, y puede ser que nos vuelvan a hacer daño. Sí, si nos volviesen a hacer daño sería nuestra culpa ¿por qué? Porque habríamos dado una segunda oportunidad, porque habríamos apostado por entregar de nuevo, de una forma casi gratuita, nuestra confianza a esa persona. Uno puede pensar que esta opción es la del idiota o la del iluso. “¿Por qué iba yo a dar una segunda, o tercera, o cuarta oportunidad a alguien que no me parece que haya aprendido?” Bien, entonces uno debería plantearse cómo cree que puede evaluar si una persona ha aprendido, cómo va a ver realmente si alguien ha cambiado. Una forma sencilla es dejándole libre.

Es entonces, y solo entonces, cuando podemos ver si esa persona ha crecido. Si esa persona es de nuevo de confianza. Lo sabremos porque lo veremos. Y será entonces, y solo entonces, cuando las dudas desaparecerán y ya no tendremos que entregar nuestra confianza, ya que ésta se depositará ahí sola.

Las personas que reciben un castigo suelen aprender. Las personas que reciben un halago aprenden siempre; de la misma manera una persona que permanece en una cárcel años tiene probabilidades de reincidir, esto se debe a que el castigo no asegura un arrepentimiento sin embargo es también cierto que el arrepentimiento muchas veces llega antes incluso de imponer un castigo.

Y, cuando una persona está arrepentida de verdad, entonces ya está lista. Todo lo que se haga después del arrepentimiento solo servirá para generar dolor y frustración. Solo servirá para que nosotros mismos pensemos “estoy haciendo lo que es políticamente correcto, esto tiene utilidad”. Pero nos estaremos engañando, a una persona arrepentida no se le puede pedir nada más, porque no nos podrá entregar nada más

De modo que, si alguien te hiere y te pide tu perdón, si esa persona está supurando arrepentimiento por cada poro, no le castigues, no le niegues esa libertad que te pide. Se lo suficientemente fuerte para dar la opción de exponerte a más derrotas porque, si no, no vas a obtener ninguna victoria.

sábado, 22 de octubre de 2011

Un gran día

Una persona feliz no necesita maquillaje

viernes, 23 de septiembre de 2011

Y, entonces...

Y, entonces, llega un día en el que ¡Pum! Hay una bomba de relojería que estalla.
Y, entonces, parece que se vuelve al principio. Que dices "dios mío, si esto está hecho unos cirios".
Y, entonces, pasan las horas. Te relajas. Miras al presente a los ojos y ves que le brillan de tranquilidad.
Y, entonces, te das cuenta de que esa bomba no es más que una pequeña cirugía que, lejos de afear, mejora.
Y, entonces, sonríes. Con más razón aun que la vez anterior. Con más fuerza. Con mas ganas.
Y, entonces, piensas: qué más da que en 10 años uno viva en un universo blanco y ordenado y en otro en una caravana destartalada. Qué más da si en dos meses uno conoce a alguien y decide cambiar de apuesta.
Qué más da eso si hoy todo está acompasado. Si hoy toda la preocupación es llegar puntual, o tener permiso para hacerlo.
Qué más da si mañana amanece diferente mientras hoy, que es lo único que importa, anochece calmado; colorido; risueño; feliz.
Qué más da mañana si tenemos todo lo que se puede pedir: un hoy.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Pero...

Pero...¿A qué día estamos?
¿Como va el mundo?
¿Qué es el bien?
¿Existe la felicidad?
Pero... Espera, ¿Eso qué importa?
Hoy hace una noche estupenda. La ventana se puede abrir aun con las luces encendidas sin que entren polillas.
Huele a madera nueva la habitación. ¿Hay un olor más delicioso?

Las noches como hoy me apasionan. Parece que el universo tiene una armonía especial.
Parece que los problemas se han superado.
Parece que por fin hay un perfecto equilibro entre lo bueno y lo malo.
Así que me encierro en mi cueva amarilla palo, pongo una película que me evade y me resguardo entre los tonos beige de mi sillón recién nacido.
"Vicky, Cristina, Barcelona" es una buena opción.
¿Gin-tonic a solas? Bah, estoy de vacaciones. Estoy feliz.
Todo ira bien.
Sí, es esa frase: todo ira bien.
¿Se puede pedir más que la certeza de que todo ira bien? No, ni en sueños.
Mejor en la realidad, que sigue un patrón, que se puede controlar.
Respiro. Cierro los ojos. El aire entra tan puro que me retuerzo del gusto.
Sonrió.

Las noches a solas puedes ser devastadoras cuando uno no tiene las riendas cogidas con fuerza. Pero hoy me agarro a ellas con la convicción de que el control es mío.

Sí, hoy todo ira bien.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Tal vez la mejor forma de decir -siento la incredulidad de los últimos días- sea explicando qué me perdería de no arrepentirme."



Gracias por la paciencia, por la capacidad de comprensión. Gracias por la gasolina y por los viajes a mares de cristal azul.



Gracias por las ganas de enseñar cosas, por el dinamismo y el pie que eso da a hacer mil planes diferentes. Gracias por ir innovando y haciendo una rutina envidiable.



Gracias por los maratones de Lost y por las fotos-regalo.Gracias por los coches-mansión y por los orgasmos-ferrari. Por tener templanza ante los pinchazos inoportunos y por tener buena cara cuando pago contigo mis disgustos.



Dices que agradecer demasiado es mala señal. Pero quiero dejártelo claro: no te idolatro. Conozco y sufro tus defectos y te lo hago saber. Tal vez demasiadas veces. Tal vez demasiadas veces me encabrono. Y, ya que me gusta tanto el equilibro, creo que esto compensa la balanza.


Total, la experiencia de rozar los extremos es, a unas malas, experiencia. Así que gracias, a veces pienso en lo bien que estaba en diciembre, en lo independiente que era. Ahora sigo siendo independiente, pero con un complemento que me enorgullece.



Gracias por los desayunos en vips y por las cenas internacionales. Gracias por las noches-de-no-hacer-nada y por las noches-de-hacerlo-todo.



Está claro que sabes que estoy agradecida, que sabes lo que me gusta y lo que me disgusta, pero, lo que a veces se cree firmemente se reafirma cuando se corrobora.



Gracias por la ración que siempre me toca de patatas deluxe, por hacerme reír a carcajada limpia.
Hay más cosas, claro, pero a este paso vas a pensar que tienes al toro cogido por los cuernos.



De modo que gracias Fernando, eres el mejor compañero de pupitre que una puede desear.







domingo, 28 de agosto de 2011

No te quedes conmigo

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

jueves, 25 de agosto de 2011

Deshumanización

"Alucinadas por el hambre, familias enteras se habían desintegrado: las madres, matado a los hijos a los que no podían alimentar; los hombres, comido perros, y los perros, devorado ancianos moribundos". Esta noche, la libertad.

miércoles, 24 de agosto de 2011

(...)Por eso esta noche deja de hablarme, quédate con esta esencia sólo. Guarda la atmósfera en un tarrito, y ábrelo cuando lo necesites: las realidades se endulzan con el tiempo.

viernes, 19 de agosto de 2011

Biblioteca

Mientras no perdamos la esperanza lloremos como bebés. Riamos como locos. Durmamos como osos. Corramos como linces. Volemos como pájaros. Soñemos como niños. Amemos como jóvenes. Hablemos como viejos.
Porque mientras no perdamos la esperanza lo podremos hacer todo.
Porque si perdemos la esperanza acabaremos viviendo como muertos.

jueves, 18 de agosto de 2011

vacío

Dicen que envidian lo nuestro, lo que no saben es que no tenemos nada.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Correo inesperado


Iba a colocarla esta mañana, en su sitio de siempre, con la dejadez de siempre. Ayer se cayó como se cae cualquier objeto sin sentido, como se ha caído tantas veces, pero no sé, tal vez haya sido una esquirla que aun quedaba encendida de aquel fuego: la he abierto.
Hacía mucho tiempo que no la leía.
Y de pronto te he vuelto a ver sonriendo, te he vuelto a ver temblando, desnudo, triste, nervioso, ebrio.
Y te pronto, te he vuelto a besar.
Magia. Ver cómo una carta puede hacer que un fuego se reavive, ver cómo puede volver nítidos los recuerdos manchados por el tiempo y por las lágrimas.
Lo que dejé de comprender, lo he comprendido hoy.
Hoy sé qué veía en ti, hoy lo sigo viendo.
Y hoy sería uno de esos días en los que te recibiría con los brazos abiertos, pero con el corazón entornado, que algo he aprendido.

Sin embargo hoy es efímero, y, casi como un sueño, se apagará al mañana.
De hoy no me acordaré y hoy tú ni lo intuyes.
Pero es bonito.
Saber, que aunque pasen los años, te puedo seguir sintiendo cerca, con la total certeza de que, aquello, nunca va a dejar de calentar del todo.

jueves, 7 de julio de 2011

Verano

Verano

Abres los ojos y puedes volver a cerrarlos. Tienes frente a ti la libertad encarnada en un mes.
Las horas se difuminan con el sol.
El aire te sala la piel morena.
Te pierdes.
La boca sabe a mojito y las manos son aletas.
Dejas por un momento de pensar en el futuro. Olvidas por completo el pasado.
Hasta el presente parece que se ha parado en una playa llena de arena y de conchas.
Respiras.
Sientes la tranquilidad.
Y te dejas llevar...

miércoles, 6 de julio de 2011

Mar y algas

A veces una mirada es la mejor forma de decir "ya no te siento".

viernes, 24 de junio de 2011

Clap

-¿Y después de 10 años?
-Nada, olvídate. En 10 años no te encontraré de pronto en la cola de una tienda de discos y te miraré con curiosidad. En 10 años no me dirás "¿Tomamos algo?" y luego me invitarás a tu casa.
-¿Y por qué no?
-Porque en 10 años yo no seré yo. Yo no seré la chica que sonría a tus ojos. Seré la chica que piense en su trabajo, en sus amigos y, quién sabe, tal vez en su pareja. Cosa que dudo, porque no creo que en 10 años haya perdido mi miedo al compromiso. Cuando renunciemos a "nosotros" no recordaré los besos bajo la luna ni las cenas en el paraíso. Tengo algo bueno; yo no se pasar página, se cerrar el libro.
-¿A qué te refieres?
-A que cuando cierro un libro y lo devuelvo a la biblioteca no lo vuelvo a leer si no me ha gustado el final. Y, en asuntos de pareja, NUNCA me gusta el final.
-No se, la verdad es que me parece que me estás chantajeando. Parece que dices "conmigo ándate con ojo con las dudas porque no hay vuelta atrás".
-No te confundas. Esto no es un chantaje, es una realidad. Si tienes dudas resuélvelas. Y si no las resuelves no te permitas seguir teniéndolas.
-Me sugieres que corte por lo sano ¿No?
-Sí, siempre. No debes dejar que la presión te fuerce. Cuando uno deja de sentir lo sabe. Yo siempre lo se.
-Yo no, nunca me he despertado un día pensando "ya no siento nada".
-Bueno, entonces puede ser que nunca hayas sentido nada o que nunca hayas dejado de sentir. O puede que ambas. Pero hay indicios. Y yo ya no siento hormigueo en el estómago cuando te veo. Ya no siento presión por tu presencia. Me he acostumbrado a tu mediocridad, a tu falta de ganas, a tu ciencia de los sentimientos o a tu falta de ellos. Y ya no me llamas la atención, me parece demasiado simple y fácil. ¿Demasiado cobarde tal vez?
-Vaya...
-Me gustan los hombres que no tienen líquido de frenos. Los que se dejan llevar. Los que no controlan todo. Y tú... Bueno, tú sabes mejor que nadie que no eres así. No eres libre. Y eso no tiene por qué ser malo, de hecho es bueno, está bien visto, es políticamente correcto. Pero no es lo mío. Yo no soy así. Yo no tengo freno, ni ABS. No tengo ni freno de mano. Yo nunca he sido políticamente correcta, y eso me encanta, porque soy yo misma, sin máscaras, sin disfraces. Lo que ves siempre es lo que soy. Soy muy inocente, muy inofensiva, soy fuerte a veces, otras débil. A veces soy valiente y otras una completa cobarde. Pero soy así. Y eso siempre lo has sabido. En cambio yo no tengo ni idea de cómo eres tú. Solo conozco la imagen que vendes. Se que eres listo, avispado e inteligente. Pero, ¿eres fuerte? ¿Sabes lo que es amar?
-Si no sabes eso es que no sabes ver lo que te muestro.
-Puede, pero intenta pensar, plantéate por un momento si lo que muestras no es contradictorio.
-...
-Ahora me voy. Aun no he cerrado el libro, tu dirás si merece la pena el final. Tú eres el que puede elegir ser el primero en darme un libro con segunda parte.

jueves, 23 de junio de 2011

Imposible

Como querer salir de aquí. Salir de esto.
Como querer cambiar lo inevitable. Como pretender sobrevivir al torbellino que arde cada día en la impotencia.

Imposible.
Como poder articular la rabia que inspiran ciertas ansias de control.

Es imposible. Imposible.
Imposible salir de la angustia ahora. Ahora que el agua está por la frente y los pulmones solo saben ahogarse en aguas salvajes.

Salir de aquí. Salir de aquí. Salir de aquí.
¡Parece una frase tan fácil de decir...! Y en cambio que desánimo, que tristeza, cuando te das cuenta de que estás atrapado hasta los huesos. Que te cuelgan cadenas de cada pelo y que hay candados tras cada puerta.

Y mientras te intentas liberar de esas esposas sueñas con playas de arena blanca. Con costas infinitas por donde andar y solo andar. Con orillas en las que perderte para siempre contemplando como se pone el sol dibujando en el cielo una manta desteñida de colores.
Y hay un pájaro en el cielo que vuela libre, solo vuela, sin ninguna otra sensación que la de volar.
Y tú lo admiras mientras sientes que la arena bajo tus piernas se deshace y te quedas sobre un colchón de espinas que te arrancan verdades de cada víscera de tu realidad. Que está a años luz de aquella playa. Que está acotada por barrotes oxidados.

¿Y en ésta rutina dónde colocaron la salida de emergencia?

domingo, 19 de junio de 2011

Sábado noche

Él tiene esa pinta de chico peligroso e insensible que tanto atrae.
Él tiene esa pinta de insano vividor que tanto nos gusta.
Cuando mira con los ojos entrecerrados te pierdes en sus sutiles vaivenes.
Él es el símbolo de mis noches en vela.
De mis perdiciones impuras.
Él me hace temblar con un beso y consigue que me chirrié hasta el corazón de la fricción que alcanza por el aumento de latidos.
Él me mueve. Me tensa. Me suelta. Me derrapa. Él me intensifica, me adormece, me levanta.
Él me empuja al abismo del "ahora". Él me hace no pensar en un futuro.
¿Que es poco precavido? Cierto.
¿Que algún día pasará factura? Sí.
Pero mientras siga encontrando consuelo en los pliegues de su colcha que se quiten las dudas del mundo.
Mientras siga pudiendo contar con su "vive la vida" cada noche solitaria que se quiten los compromisos.

Porque él es así. El amigo infiel. El eterno pájaro libre.
El consuelo inmediato.

¿Que nunca me amará? Es cierto, y es lo mejor de todo.

viernes, 17 de junio de 2011

Atípico

El sol te calienta. Te templa. Te da la vida.
El sol es maravilloso. Constante.
El sol siempre está ahí, siempre.
Sin embargo no podemos mirarlo a los ojos. No conocemos al sol en todo su esplendor. De lo que brilla nos cegaría porque no estamos preparados para él.
Si aspiras a llegar a tener el sol arderás en el intento.

Había una vez un chico que se enamoró del sol y, al no poder tenerlo, comenzó a buscar espejismos de él que estuviesen al alcance de su mano.
Recogía flores amarillas para encontrar en ellas el eco de sus rayos, pero solo encontraba la banalidad de unos pétalos coloreados; miraba a las abejas para ver el reflejo de su brillo, pero siempre acababa molesto por su zumbido.
Buscó en sol en cada pieza del mundo.
Y, al ver que no lo encontraba comenzó a llorar cada noche embriagado de una tristeza que le hacia derramar lágrimas de impotencia.
Cada noche salía a su ventana, porque de día no dejaba de sufrir al ver como esa gran estrella lucía en el cielo incapaz de sentir algo hacia él.
"Nunca encontraré nada como el sol, su perfección es única. Nada podrá hacerme sentir ese calor de nuevo, nada podrá alumbrarme el camino como lo hace el sol."
Una madrugada, el chico salió de casa. Quería deambular por la noche pues sentía que era lo único que se merecía.
Caminó y caminó sin rumbo. Solo buscaba perderse en el camino que creía oscuro y vacío.
De pronto se dio cuenta de que no sabía donde estaba.
Comenzó a sentir miedo.
Angustia.
Pero, de pronto, ocurrió algo: las nubes se comenzaron a disipar dejando a la vista una enorme y redonda luna blanca.
El chico entonces vio cómo el lóbrego camino empezaba a relucir plateado bajo sus piernas.
Consiguió llegar a casa y, una vez ahí, volvió a asomarse a la ventana.
Lo que vio le paralizó el llanto.
La luna llena le iluminaba la cara. Se quedó observando cada recoveco de ella. Cada sombra. Cada surco. Se quedó mirando la sencillez de ésta y sintió una extraña calidez en su halo.

Durante dos noches le contó a la inmensa luna lo mucho que lloraba por el sol.

A la tercera noche comenzó a advertir que la luna cambiaba su forma. Que se estaba haciendo más fina y delicada.
Sintió asombro por primera vez en mucho tiempo y comenzó a interesarse por su comportamiento.

Pasaron unas semanas. Y llegó una noche en la que el chico se moría de ganas por perderse en la luna.
Al llegar a su ventana la buscó desesperado, pero no había rastro de ella.
"¿Le habré hecho tanto daño a la luna? ¿Le habré hecho sentir tan insignificante al lado del sol que se ha ido para siempre?"
El chico meditó. Pensó en su maravilloso sol y en su sencilla luna.
Pero, esta vez, no lloró.

Pasaron más días inertes en la vida del chico, hasta que de nuevo, sin esperarlo, al asomarse a la ventana volvió a ver el sutil cuerpo de la luna.
Y, de pronto, sonrió. Sin esperarlo, sin fingirlo, sin siquiera desearlo.

Y, entonces, comprendió que la luna no era constante ni perfecta . Que la luna no era el sol y que no parecía que desease serlo.
Compendió que la luna no le serviría para iluminar siempre su camino; que lo que haría sería enseñarle cómo recorrerlo él solo alumbrándolo un poco menos cada noche y que, cuando se conociese ese, le enseñaría infinitos más.
La luna se hacía de rogar. Le daba tiempo para asimilarla cuando menguaba y le hacía sentirla al máximo cuando se mostraba eterna y perfecta.
Se dio cuenta de que el sol no era más que una utopía de la que solo podía disfrutar desde lejos y con gafas. Que el sol le quemaría en ocasiones, mientras que la luna le mecería con el vaivén de las olas; de las que era culpable y dueña.

Había una vez un chico que se enamoró del sol, el mismo chico que pasó a ser un hombre que se enamoró de la luna.

miércoles, 15 de junio de 2011

Medianoche

"Todo corazón esta hecho para romperse"
Oscar wilde

A alguien roto le duele sentir. Pero sentir, como todo, necesita una rehabilitación.
De nada sirve que se te cure una pierna rota si no vuelves a intentar andar con ella.
Con el corazón pasa lo mismo; de nada sirve tenerlo si no vas a atreverte a utilizarlo.

Utiliza el corazón con cada respiro que des. No veas la necedad de lo mediocre. No infravalores el mundo.
La maravilla del universo no está en el puesto más alto de una multinacional ni lo más bajo de la vida está en la necedad de la mayoría.
Usa tus sueños, porque son lo único que te va a hacer querer despertarte.
Vivir sin sentir cómo se acelera el pulso es más mediocre que vivir en la ignorancia.
Es más imperdonable que cualquier despiste.
Lo maravilloso de la vida es que nos hace imperfectos. Sensibles. Vulnerables.
Lo maravilloso de la vida es que nos hace personas y no estatuas de hielo.

Cuando te despiertes cada día vas a tener dos opciones: ser feliz o no serlo.
Lo maravilloso de la felicidad es que no se pueden hacer trampas.
Uno es feliz por si solo. Uno se repara a uno mismo. Uno de hace a uno tal y como desea.
El corazón esta hecho para romperse millones de veces y salir vivo de todas ellas.
Solo hay que saber como utilizarlo.
Así que elige la felicidad. Porque está en algún lado. No la felicidad plana y básica: la felicidad que resuena en el estomago. Parece imposible, pero así es. Puede que nadie te remita eso, puede que solo tú seas capaz de lograrlo. Pero inténtalo. Deséalo con todas tus fuerzas.

Ser amado está bien. Pero amar es vivir. Amar es sentir que el mundo es tuyo.
Amar es difícil. No todo el mundo sabe amar. Pero es todo lo que necesitan.

martes, 14 de junio de 2011

Ahora te abrazaría. Te abrazaría pidiendo perdón por abandonarte mañana.
Y se me saltarían cinco lagrimas delatadoras mientras te juraría haber intentado todo lo posible. Pero que no ha habido forma.
Que te has escapado de mi mente.
Que he ganado un juego que quería que quedase empatado.
Te abrazaría deseando sentir con ese abrazo lo que sentí en su momento.
Sentir todo.
Y lloraría de pena por no sentir nada.
Ahora te abrazaría y notaria cómo se desprenden de ti los últimos hilos de locura que me ataban a tu amor. Cómo ya nos descosemos. Poco a poco. Lentamente. Tan lentamente que no nos ha hecho daño el desgarro de vida que un día nos pusimos como parche.

Y mañana el sol volvería a salir por mi ventana.
La luna se volvería a posar por la tuya.
Y en cinco años, magia, ya no habrá importado nada. Ya no importará quién dio una mala contestación o quién llegó tarde el día aquel.
Seremos dos personas anónimas con nombres ligeramente familiares. Seremos un "¡Anda! ¡Cuanto tiempo!" sin sentido, sin ganas. Seremos, tal vez, un "Hoy me he acordado de ella". Tal vez un "No te vas a creer con quién he soñado esta noche". Y ya.

Ahora me encantaría volver a aquel segundo en el que sentí que la vida me rebosaba. Aquel momento, instante, aquella eternidad que sentí al rozar tus palabras. Al acariciar tus miedos. 
Y te diría "gracias". Porque no podría decir otra cosa. Gracias por darme una felicidad que aun dibujo a mano alzada cuando me atrevo a soñar despierta.
Y entonces suenan recuerdos borrosos y sobreexpuestos. Recuerdos de aquella primera vez que viste en mi un gesto tuyo. O de aquella vez que te hice reír durante horas.

Sí, ahora te abrazaría.
Sería otro tipo de abrazo. Uno frío y desacostumbrado. Uno elegante y sobrio.
Pero, igualmente, un abrazo.

lunes, 30 de mayo de 2011

Silencio

-Al principio todo era diferente. Tienes que comprenderlo.
-Y lo comprendo. Comprendo tu punto de vista y por qué dices lo que estas diciendo. Pero cuando sientes que algo deja de ser el principio es porque tienes el final ante los ojos.
-No entiendo por qué dices eso.
-Mira, es muy simple. Cuando recorres un camino por primera vez no tienes ni idea de por donde vas, el principio de algo se mide por el porcentaje que queda hasta el final. Si das por sentado que el principio ya ha pasado y que estas en el nudo de la historia quieres decir que solo queda el desenlace.
-Bah, no te comas la cabeza, el próximo miércoles estrenan una película y me han dicho que es buena. ¿Quieres verla?
-...Sí, claro.

martes, 24 de mayo de 2011

Me asusta el frío
Me asusta la falta de ganas
Me asusta saber de lo que siento
Me asusta saber que ya ha ocurrido antes
Me asusta que se repita
Me asusta que no se repita
Me asusta tirar la toalla
Me asusta tener que usar toalla
Me asusta hacer planes a largo plazo
Me asusta comprometerme con algo que no puedo cumplir
Me asusta no comprometerme con nada
Me asusta la duda
Me asusta la certeza
Me asusta el recuerdo
Me asusta el sueño
Me asusta tener cada día más razones para volver a pensar con la cabeza
Me asusta el tono
Me asusta el volumen
Me asusta el augurio de algo peor
Me asusta la caída libre desde el punto más alto
Me asusta el final
Me asusta el principio
Me asusta esto
Me asusta el pronóstico
Me asusta comprobar que es cierto
Me asusta que se escape de las manos
Me asusta lo inevitable

Y, solo por eso, a veces dejo de asustarme.

domingo, 22 de mayo de 2011

Freno de mano

-Oye, ya está bien ¿no?
-¿Perdón?
-¿Pero tú te crees que soy tonta? ¿Te crees que no me doy cuenta de lo que estás intentando?
- No sé a qué te refieres.
- Que no soy tan inocente como parece. Que no me creo todo lo que me dices ni todo lo que intentas que me crea. Que no mientes tan bien.
-No tengo ni idea de lo que hablas.
-¿No ves? Otra mentira.
-¿Ah sí? ¿Y eso cómo lo sabes?
-Porque tengo dos aliados en tu cuerpo. Y mientras tu boca piensa que tiene la partida ganada tus ojos me cuentan con todo detalle la estrategia.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Sentencia

-¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Aquel beso significó más, mucho más que el contacto de dos epidermis. Mucho más que el volver a todo aquello. Aquel beso significó mi rendición de nuevo. Y no puedo, no quiero. Estos días han sido mágicos, simples de nuevo, llenos de risas y de aquella antigua costumbre mía de volverme inocente a tu lado. Pero no, ya no. El plazo de inscripción a mi corazón se pasó hace tiempo. Justo cuando decidí que ya no merecíamos la pena juntos. Ambos hemos crecido ahora, hemos pasado por diferentes pruebas, hemos superado otras barreras, sí, pero no la nuestra; no superamos nuestro “nosotros”. Ojalá pudiese ahora sentir con los besos que me has dado lo mismo que con los que te di. Pero ya no. Ya sé lo que me ofreces, ya lo he vivido. Y la continua incertidumbre de tus sentimientos era la peor condena de todas. El ocultismo al que me afrontaba contigo no es ahora diferente. Sí, has mostrado disculpas, te he hecho sonreír de nuevo, pero ¿qué más? Tú seguirás sin saber decir te quiero o sin saber lo que significa y yo seguiré mendigando tu amor por las esquinas. Hemos crecido sí, y yo he aprendido que algo que no está sobre seguro y que no augura estarlo nunca no se merece más que tardes, días o incluso noches de “como si fuese otra cosa” pero teniendo en cuenta que no lo es. Teniendo en cuenta que nunca va a serlo. ¿Alguna vez has sentido la verdadera felicidad de cuando alguien apuesta por ti? ¿De cuando alguien deja el orgullo y las pretensiones para abrir su verdadera realidad hacia ti? Los “te quiero” de bolsillo no son comparables con los grandes ejemplares de la historia. Yo ya no apuesto por algo que no sepa, yo ya no apuesto por alguien que no sabe lo que quiere, yo ya no apuesto por una mirada mal interpretada. No, porque ya no supongo, ya no sospecho; ahora me remito a los hechos. Y sé que si no me dices nada más no es por miedo a que te vea vulnerable, ni por el hecho de pensar que yo no lo siento; ahora sé que si uno se guarda un “te necesito” es porque no necesita realmente. Ya no renuncio a dejarme llevar por las noches y el alcohol con tantos otros, ya no renuncio a divertirme y a aprovechar lo que me brindan tantos bares y tantos que como yo deciden dejarse de represiones. No, ahora no podríamos tener aquello. Porque aquello funcionaba porque yo di más de mí de lo que me creía capaz; y ya no cometo el mismo error. Ahora soy libre Querido Desconocido al que conozco más que nunca. Sé que te encantaría, y sabes que me encantaría ¿ser felices de nuevo juntos? Claro, a todos les gustaría. Pero no. No te confundas, nuestras visiones del amor son opuestas. Tú lo ves realista y decadente. Yo lo veo realista y colorido. No, ya no. Lo siento pero no. Ya te lo he dicho, no estamos capacitados para sobrellevar esto; yo siempre querría más y tú siempre querrías lo mismo. No hay punto de equilibro. No me conformaría con tener mil besos. No me conformaría con callarme cuando salieses sabiendo lo que eso significaría. No me conformaría con ser de nuevo aquel secreto a voces. Ahora puedo conseguirlo, claro que puedo tener lo que tú esperabas, pero no contigo. 

domingo, 1 de mayo de 2011

No me leas si vas a leer por obligación

No me mires a los ojos si vas a ver dos agujeros negros.
No me beses si vas a sentir una epidermis fría.
No me toques si vas a rozar una piel suave.
No me hables si vas a decir palabras vacías.
No me retes si vas a ganar un premio.
No me sorprendas si vas a recibir un “gracias” cansado.
No me hagas reír si vas a contar chistes reciclados.
Y, sobre todo, no me quieras si vas a querer a un estereotipo.
Sólo mírame a los ojos si vas a ver a través de ellos.
Sólo bésame si vas a sentir que besas más adentro.
Sólo tócame si vas a rozar una piel de gallina.
Sólo háblame si vas a decir todo lo que no se.
Sólo rétame si vas a ganar una experiencia.
Sólo sorpréndeme si vas a recibir un silencio de contemplación.
Sólo hazme reír si vas a contar sonrisas.
Y, sobre todo, sólo quiéreme.

viernes, 29 de abril de 2011

Hoy

Hoy me ha besado.
Ha sido rápido. Sincero. Espontáneo.
“Hace tiempo que quiero decirte algo, quedamos a las diez en tu portal”.
He salido desprevenida, humeante, cansada.
Y, de pronto, él.
Como siempre, como nunca.
Pero armado de valor, eso seguro, le conozco.
Se ha acercado a mi boca incauta y me ha besado.
Más ardiente que nunca. Diciendo con movimientos lo que nunca sabe expresar con palabras.
¿Y después? Después simplemente se ha ido.
Hoy me ha besado.
Hoy…

El ruido de un beso no es tan retumbante como el de un cañón, pero su eco dura mucho más.
Oliver Wendell Holmes

martes, 26 de abril de 2011

No esperes, nunca esperes

No esperes, nunca esperes, que a alguien a quien le han hecho tanto daño a su orgullo lo vuelva a poner en jaque. Nunca esperes que alguien a quien le redujeron el corazón a cenizas eche el órdago.
Y no esperes, nunca esperes, que alguien a quien el amor le huele a dolor y le raspa como la lija del número más alto desee sentirlo de nuevo.
Tan solo cabe esperar que cambie su idea. Que cambie su recuerdo.
Tan solo cabe esperar que se pinte de blanco su lienzo otra vez y que se puedan dibujar sobre él de nuevo palabras cargadas de vida, y no de lágrimas.
Pero, sobre todo, no esperes, nunca esperes, que alguien, por muy herido que se encontrase, por muchas cicatrices que le hagan dura la piel, no vaya a cambiar su idea. Porque, algunas cicatrices, nos embellecen el alma y nos preparan para sentir más y mejor.

martes, 12 de abril de 2011

Cubierta

Cuando uno es un niño no sabe ser otra cosa más que él mismo.
Sin embargo el mundo le va cubriendo de raciocinio, de pudor, de miedo. De modo que el niño comienza a desaparecer entre esa manta de saber estar. Desaparece su ímpetu, su imaginación, su sensibilidad.
Las personas comienzan a esconderse de si mismas.
Conocer a una persona es conocer a su niño escondido que se aterroriza del mundo.
Por eso uno no se puede enamorar a simple vista, no, el amor es más que eso. Es haber encontrado a ese ser pequeño que habita en su interior. Haber conseguido darle el suficiente calor para que no tenga frío y se destape. Es conseguir estar a gusto con él y no con la imagen que vende por fuera. Es apreciar sus berrinches. Soportar sus caprichos. Disfrutar de sus sueños. Amar su imaginación, imaginar con él.
De nada te sirve enamorarte como un adulto si te cansa su esencia.
Enamórate como los niños; sin miedos, sin máscaras, sin dudas, sin tapujos.
Y, sobre todo, enamórate sin razonamiento, sin excusas.
Porque solo así sabrás qué es enamorarse.

lunes, 11 de abril de 2011

La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran.

Paul Ambroise Valéry (1871-1945) Escritor francés.

viernes, 8 de abril de 2011

Acotando

Mira a esos dos. El amor ha jugado tanto con ellos que no se atreven a echar otra partida. Mira como se utilizan el uno a otro para reírse de él.
Mira a esos dos de ahí. Mira como evitan mostrar algún tipo de sentimiento. Como intentan no ser vulnerables. Como protegen su orgullo.
Mira, fíjate bien en como ella cuando sonríe dibuja recuerdos con los ojos y en como él no tiene fuerzas para dejarse llevar.
Mira como el horizonte es su punto fijo cuando no saben que no decir. Cuando solo se atreven a callarse.
Mira a esos dos de ahí. Se ve perfectamente la barrera con la que acotan sus sentimientos, esa entre las palabras de él y el corazón de ella.
Mira a eso dos de ahí. Se creen que condensando sus dudas evitarán tenerlas.
A ella se le está deslizando una lágrima por los años y a él le duele una esquirla en la esperanza.
Mira a esos dos. Por mucho que el amor haya jugado con ellos no se dan cuenta de que siempre juega sucio.

jueves, 7 de abril de 2011

Sol de primavera

Éste invierno no nos ha nevado. No nos hemos perdido en esa nieve virgen que nos hizo morirnos de frío y de amor mientras nos reíamos por aquella caída.
Éste invierno en cambio ha sido el más frío de mi vida sin ti. Sin tu música. Sin tus besos.

Lo que más me duele ya no es no besarte. Es no recordar a qué  sabes. Es no recordar qué sentía cuando me mirabas por la tarde, después de llegar tarde.

Éste invierno no nos ha nevado, no. Pero tú me has nevado por dentro. Me has dejado el corazón helado y quebradizo.
Me has dejado escarcha en el alma. Temerosa ahora por que el sol haga que arda.

Ya no me escuece recordarte. Ya no es eso.
Ahora me escuece el vacío de tus ojos y la expresión de los míos.

Ahora me escuece el tipo de inspiración que me causas.


Lo peor de cuando el amor se marcha son las promesas que quedan sin cumplir y los planes que se suspenden en el aire de un cuarto mudo que grita que ya no se van a realizar.
Lo peor del amor cuando se marcha es la sensación de olvido.
La sensación de disculpa.
El terror por tener tiempo para pensar.



¿Puede uno recordar el amor? Es como tratar de evocar el aroma de las rosas en un
sótano. Puedes ver la rosa, pero nunca el perfume.

Arthur Miller

miércoles, 6 de abril de 2011

El primer beso es mágico, el segundo íntimo, el tercero rutinario.
Raymond Chandler (1888-1959) 

martes, 5 de abril de 2011

Se cierra el telón

Llega un día en el que ves el mundo con otros ojos.
Abres la mirada, nada es lo mismo que ayer.
Ayer creías que había esperanza en el sistema al fin y al cabo. Hoy simplemente sabes que no.
A mi dejadme de amor y de celos. Porque los celos son la victoria de la inseguridad y la necedad. Si puedes disfrutar del amor; si tienes el poder de sentir el de verdad en tu mano, ni se te pase por la cabeza contaminarlo con dudas.
A mi dejadme de derechas o de izquierdas, porque en el fondo son todos hijos de la misma puta.
Sí, y dejaron de tener sentido en los años ochenta. Los gorrones que se follarán tu trabajo van a ser iguales sin importar el lado en el que lleven la raya del pelo.
Así que a mi dejadme de tonterías y de ideologías basadas en cenizas.

Yo me baso en hechos. Me baso en frases que me han dejado helada, en situaciones que me han dado verdadero miedo. Me baso en las enseñanzas de Ramón Lobo y en lo que vio mientras era corresponsal de guerra.
"Un padre de barba negra y expresión muerta entrega a su hijita a un enfermero. En la camisa le queda impresa una huella de masa encefálica." (El héroe inexistente)
Me baso en la más absoluta decadencia humana. En el odio puro.
Me baso en eso. En la muerte en vida. O mucho peor; en cuando la vida es peor que la muerte.
En cuando la vida de alguien solo son lagrimas y pústulas. En cuando el ser humano consigue ensordecer a naciones enteras solo por odio. Por locura.
Así que a mi dejadme de gilipolleces. A mi dejadme de pensiones y de petróleo. A mi dejadme de hablar de si le descuentan un euro a los funcionarios o de si fulano de tal se ha beneficiado al hijo del perro de fulana de tal.

Porque como no deje de escuchar tanta conversación de idiotas, como no deje de sentir decepción desde que enciendo la tele por la mañana hasta que apago mi vida por la noche, voy a acabar por volverme sordociegamuda. Voy a acabar por no querer probar ni un pedazo más de ese pastel de parásitos que tenemos que catar cada día.
La gente cree que siempre hay alguien que lleva razón. Es el problema del "analfabestismo" de este mundo.
Porque así van a acabar consiguiendo que se lo crean.

"El problema no es tanto la imbecilidad, pues ésta siempre existió; el verdadero problema es que hoy esa imbecilidad piensa".
Jean Cocteau

lunes, 4 de abril de 2011

PUM

-De pronto ha llegado una nueva visión. Desde que dejé de creer en él y en mí, es decir, en nosotros, tuve siempre la idea de que estaría con ella al final. Era fácil no pensar en nosotros teniendo el concepto de "ellos" haciendo que solo él no existiese. Pero, ¿Y si ahora que vuelve a estar solo, ahora que ha desparecido su "ellos" las cosas cambian?
-Ahora entonces es cuando puedes ver que él sin tu "nosotros" no merece la pena. Ahora es cuando te vas a dar cuenta de que tú has superado vuestro momento. De que ya no vas a ser capaz de volver a querer tenerlo.
-¿Y si las cosas no funcionan así? ¿Y si ahora vuelvo a caer rendida?
-Te conozco. Pensarás en él durante cinco minutos. Creerás que merecería la pena un nuevo reto. Pero en cuanto le veas sentirás que ya no sientes nada. Que ese foco de calor ha desaparecido de tu cuerpo. Él ya no es lo que fue, Y cuando le vuelvas a ver con tus ojos de ahora te arrancará cualquier duda.
-Entonces estaré con los ojos bien abiertos, no vaya ser que vea borroso el mensaje.

domingo, 3 de abril de 2011

¿Y entonces?

Y que se sentirá cuando la rutina sea el placer es algo que me pregunto con frecuencia.
Para una persona a la que da nauseas la palabra compromiso no cabe en el entendimiento que se encuentre placer cuando conoces cada lunar de su cuerpo. Cuando te sabes todas sus miradas y has analizado todas sus sonrisas.
¿Qué hay entonces de dulce y de interesante en la rutina? Porque está claro que algo hay. Está claro que muchas parejas han encontrado ahí lo que buscaban. Pero ¿Y si lo que busco yo es incompatible con la estabilidad? ¿Y si está fuera de mis capacidades ver atractivo lo estipulado?

domingo, 27 de marzo de 2011

Y es que un lo siento suena tan cobarde...

sábado, 26 de marzo de 2011

Temblando

Los días pasan temblando. Tiemblan porque han pasado de un calor latente a un frío insoportable.
Es gracioso ver como lo que ayer no era un problema hoy es un factor determinante.
Determinante y catastrófico.
¿Sabes lo que es sentir miedo?
No es pensar que en cualquier momento pueda entrar un monstruo en tu cuatro, eso es "premiedo". La sensación de verdadero miedo es la que tendrías si estuvieses viendo a ese monstruo. Si te tuvieses que enfrentar cara a cara con el.
Hoy mi monstruo se ha sentado en mi escritorio y me ha dado un maletín con dos hojas. En una ponía lo que me va a hacer y en otra lo que me va a pasar.
Era algo desolador. Mi monstruo hacía años que no aparecía, sin embargo me sigue infundando el mismo miedo.
Me ha dado un tarro de cristal color azul zafiro, con capacidad para varios litros y me ha dicho que lo voy a llenar entero con lagrimas, y que si no lo hago no voy a poder seguir viva, o al menos disfrutando de la vida.

Después me ha mirado y me ha dicho con una voz que le salía del estómago que cada vez que me vea en el espejo voy a reconocer en mis ojos los vestigios de alegría que alguna vez sentí, y que eso me va a hacer llorar aun más.
El miedo que me infunda mi monstruo es simplemente el recuerdo de otros días. Él me evoca con total perfección los sentimientos de derrota y melancolía. Él me recuerda lo que he perdido.

Yo se que mi monstruo no quiere hacerme daño. Se que es tan horrible porque simplemente no puede evitar hacerme sufrir, y esa condena le angustia.
Tiene los ojos vacíos y una voz gutural que suena como un grito dentro de una caverna.
Mi monstruo a veces se me queda mirando. Yo me pregunto en qué pensará.
Me pregunto de qué le servirán todas esas lágrimas que recoge.

Cuando ha venido hoy me ha dicho que la condena por ser feliz es esa. Que él me advirtió del peligro de subir a lo más alto sin paracaídas, y que la caída era inminente.
Mi rostro se ha vuelto pálido y frío.
Por un momento ha parecido que quería abrazarme, pero creo que no puede. Parece que todo lo que roza mi monstruo pierde la vida.
Después se ha ido sin miramientos. Me ha dejado los folios sobre la mesa y la botella bajo la almohada.
Sabe que siempre me tapo con ella cuando lloro, y esperará que así se filtren las lagrimas hacia su interior.

Hoy me ha visitado mi monstruo y me ha dicho que hasta que no haga caso de sus conejos seguirá viniendo a verme, pero no pienso hacerle caso.
Porque, aunque me de miedo, me da mas miedo la idea de que no venga nunca más.

Todo se balanza

Lo que pasa es que yo no buscaba esto. No es de estas veces que sabes lo que no quieres.
Es que yo sabía lo que quería. Y no era esto.
Yo buscaba algo que no dejase mal sabor de boca antes de acostarse.
Algo que no me hiciese sentir vulnerable y cansada.
No, yo no buscaba esto.
No buscaba desgastarme más, porque ya me quedaba poco para desgastar en el cuerpo, o en el corazón, o donde quiera que se ubique.
Yo quería estar despierta y activa.
Quería sonreír como antes de que me bajases las comisuras de los labios porque era molesto simplemente.
No, yo no buscaba esto.
Es duro cuando una se da cuenta. Pero hay que aceptar la vida como viene y luchar por lo que venga.
No me preocupo por el futuro, eso es lo malo, que tengo razones para preocuparme por el presente.
Porque yo no busco un cielo igual cada día, ni una conversación por compromiso.
Odio los compromisos.
Pero odio aun más la rutina.
Así que dejémonos ahora que estamos a tiempo.
No juguemos más a creer que somos capaces de nada.
Porque está claro que no lo somos.

Lo que empieza leve, leve acaba. Y lo que en un principio eran tuercas bien apretadas ahora son clavijas sueltas como en una guitarra vieja que no soporta los cambios de temperatura sin que se le desafinen las cuerdas.

Sí, esta vez decidí no advertirlo, pero tal vez debí hacerlo.
Es una simple consecuencia de mi desoladora desesperanza por estos temas.
No doy un duro por las historias bonitas. Nunca me parecieron reales.
Tal vez para otros sean posibles, pero mi realidad está estancada en un angosto fango de injusticias.

Así que no creamos que no pasa nada. No soy digna de poseer el encanto de los besos que otras puedan recibir.
No me altera pensarlo. No me importa.
Cuando una se acostumbra a ser solo una lo demás siempre es superfluo.

Es la condena de mi coraza. En cuanto siento que empieza a desquebrajarse la aparto corriendo del foco de infección y me marcho con mi música a otra parte.

¿Qué por qué te digo esto? No sé, es verano y hace calor. Las ideas se han puesto a sudar por mi cuerpo de repente.
Y, como estabas delante, no he podido secarlas a tiempo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Fase REM

-Creo que había palmeras en ese sueño. Decenas de palmeras. Creo que quitaban el sol de la frente mientras la brisa marina las balanceaba, como si la naturaleza me estuviese cantando una nana. Porque sé que estaba dormida, pero si no me hubiese vuelto a dormir ahí mismo.
-¿Y qué más había en el sueño?
-El mar. Un mar azul clarito, como el de las postales de Costa Rica. Un mar azul clarito  que se confundía con el cielo en el horizonte. También un par de nubes delgadas y blancas. Ah, y arena claro, una de un color muy parecido al de las nubes.
-¿Y por qué era especial?
-No era especial entonces. Es especial ahora, ¿sabes?, puedo recordar lo que sentía mientras soñaba. Era paz. Todos mis músculos estaban en armonía con el lugar. Mi cabeza estaba tranquila. Estaba disfrutando el momento como no lo hacía desde que tenía seis años y ponía los cinco sentidos en jugar con las muñecas. Cuando sientes eso el tiempo no pasa ni se para. No existe. El tiempo solo existe cuando nos damos cuenta de él, si no somos capaces de sentirlo el tiempo no nos desgasta, solo nos cambia.
-¿Y no pasaba nada más?
-No, no hacía falta.
-Pues menudo sueño más aburrido.
Ella sonríe.
-Para mí ha sido el más completo de toda mi vida.

martes, 15 de marzo de 2011

En días como hoy

Es en días como hoy, como ahora, cuando se me olvida el odio y la repulsión que me injertaste con tus actos y te empiezo a echar de menos.
Ai joder… Cómo te echo de menos.
Porque era en días como hoy en los que me reconfortaban tus abrazos, tan fuertes y sinceros. Y es que yo a veces, en días como hoy, no podía con el mundo. No era tan emocionalmente astuta. Y te necesitaba. Y te necesito.
Porque solo tú estabas ahí siempre. No fallabas. Eras mi apoyo constante.
Y no había excusas ni planteamientos por tu parte. Yo estaba mal y tú estabas.
Puntual. Amable. Paciente.
Como siempre.
Para secarme las lágrimas y sacarme sonrisas.
Recuerdo que a veces mirabas al cielo preguntando cómo era posible que acabase así. Tan superada. Tan infeliz.
Yo no sabía qué decir. Nunca supe qué decir.
Y me veía insoportable, débil, enfermiza. Me veía incansablemente derrotada.
Pero daba igual, porque tú estabas con tu fuerza para sacarme adelante.
Ya no estás, no. Ya te has ido.
Y ahora el mundo me presiona contra el magma volcánico de mis sentimientos. Pero, aunque ahora, en días como hoy, ya no estés, siempre me quedará el infinito recuerdo de cuando estabas.
Y, aunque por dentro, aun siento que me abrazas.

domingo, 13 de marzo de 2011

Intercambio

A veces hay obviedades que conviene que te digan, aunque sea para quedarte tranquilo.
Nos cuesta aceptarlo y nos cuesta decirlo. Tal vez más lo segundo que lo primero porque nos hace vulnerables y nos ablanda la fachada de diamante.

-¿Te puedo decir algo bonito sin que te ralles?
-¿Cómo?
-Me refiero a que no es ningún tipo de paso ni nada comprometido. Pero no le busques un fondo que no tiene.
-Prueba entonces.
-Me gustas.- Ríe- Sí, ya lo sabías. Pero no quiero que pongas en duda eso. Me gusta tu forma de ser. Tu actitud ante la vida. Eres alguien de quien se puede aprender, y mucho. Me gusta tu forma de hablar y de reírte de las cosas. Me gusta tu carácter y tus manías. Me gusta tu manera de ver el mundo y tu capacidad de autocontrol. Me gusta tu responsabilidad y tu templanza…
-… Espera, espera. Que te vas a columpiar monada.
-Nada de eso. Todo esto ya lo podías haber supuesto. No es nada raro. Me gusta pasar tiempo contigo y quiero que sepas por qué. Además, dicho desde mi boca tiene más valor. Así que prosigo: me gustan tus valores, me parece que eres una persona completa por dentro, lista e inteligente. Me gusta tu frialdad cuando es fría y cuando se templa un poco. Tienes el punto justo para no pecar de ningún extremo. Me gusta cuando sonríes y cuando levantas la ceja.- Espera unos segundos.- Es decir, me gustas. Ni más ni menos.
-Bueno…
-Pero no te creas que todo es bueno. También hay cosas que no me gustan… Aunque esas las vas a tener que ir descubriendo tú solito.

sábado, 5 de marzo de 2011

Colmillos

-¿Y bien?
-No me voy a andar con rodeos. Me he dado cuenta de que no me quiero involucrar más. Lo tenía muy claro antes de que irrumpieses en mi vida. Nada de complicaciones. Nada de dependencias. Solo yo. Puede que suene duro o cobarde. Bien, puede que sea ambas cosas.
Pero tenía muy claro como iba a vivir mi vida después de él. Sola y acompañada por lapsos de amor de una noche.
No dependiendo de mis sentimientos. Que fuesen ellos los que dependiesen de mi. 
Por eso no puedo permitirme enamorarme. Eso descontrola al corazón. Lo vuelve caprichoso y quejica. Y no me gusta verlo así. Ahora lo quiero metódico. Limpio. Responsable. Nada de latidos más fuertes que otros. Un ritmo acompasado y constante.
-¿Estas racionalizando sobre sentimientos? Ui pequeña, yo respeto tu decisión, pero creo que es más grave de lo que imaginas. Y a la vez halagador. Solo el hecho de que creas que te puedo causar daño ya quiere decir que te importo. Y si encima dejas de lado al sentimiento por excelencia es que crees que te importo más de la cuenta.
-Tal vez simplemente sea previsora.
-Tal vez. Porque sino ya sería tarde.

viernes, 4 de marzo de 2011

-¿Que si le quise? Claro que le quise,es más, le amé.
Conocí el amor mientras miraba sus ojos, mientras sentía sus palabras.
Le quise. Le quise hasta límites insospechados. Mucho más de lo que me gusta recordar y, sin duda, mucho más de lo que puedo recordar.
Aun hay noches en las que recuerdo un vestigio, una imagen de aquello. Y sonrío.
Me hizo feliz. Conocí esa felicidad a su lado. Y también la tristeza más sumisa.
¿Que si le quise? Claro que le quise.

Pero ya no le quiero.

jueves, 24 de febrero de 2011

Y el Cuervo dijo...

Y entonces tuve miedo. Dudas. 
Fue un relámpago semejante al infierno. Al frío. 
Y entonces lo note. Me estaba haciendo daño. Se estaba abriendo hueco a base de punzadas de amor.
Pero punzadas en todo caso.
Y entonces lo recordé. No podía permitirlo. Me lo había prometido una y mil veces.
"Nunca mas". Jamás... 
Y sin embargo una súbita sensación de embriaguez me frenaba las ganas de la victoria y me arrastraba al laberinto del abismo, del terror y las lagrimas. Del insomnio. De los sueños rotos y las manos encadenadas.
Yo no quería volverme a ver así. Privada de toda fe, de toda esperanza. Atrapada.
Compungida por el susurro que los restos del amor dejaron al marcharse.
No, yo no quería verme así de nuevo.
Derrotada.
Frágil.
Así que cogí mis cosas. Doble mis miradas, organice mis frases y las guarde junto a mis mejores sonrisas en la maleta de la soledad.
Mientras estaba en el tren mire dentro. Todo se lleno de lagrimas.
Supe entonces que no la volvería a abrir hasta que no tuviese nada que perder.
Hasta que no tuviese miedo.
Cerré la cremallera.
Esperando que la lluvia de tristeza no ahogase lo que quedaba de esperanza ahí dentro.

sábado, 19 de febrero de 2011

Al pie del cañón

Respira.

La luz está encendida. El vapor pasa suave por su rostro dibujando millones de gotas al pasar.
Suena música en la radio. Las notas se van introduciendo en su cabeza con cada acorde.
El tiempo va con calma. El cielo está blanco y gris. Muere gente. Otros aman.

Su sonrisa es una mezcla de la carcajada más fuerte y del dolor más intenso.

Parece difícil, pero cuando sigues las contraindicaciones de la vida es posible que te ocurra.



Los recuerdos pintan su mirada de nostalgia y alegría. Mueve el cuello. A veces duele recordar, pero en ese momento el presente merece tanto la pena que lo único a lo que tiene miedo es al futuro.



Sonríe. Se hunde poco a poco en la bañera y hace burbujas al sumergir la cabeza. Desde que era pequeña le gustaba el sonido del aire buscando la escapatoria en la superficie.



Permanece un rato escuchando el murmullo sordo del agua. Después se sienta de nuevo.



Respira.



Eso debe ser la tranquilidad. Nada de falsos victimismos. Aceptar la realidad tal cual es. Tener un poco de miedo y un poco de angustia para poder disfrutar las reservas que te queden de alegría y vida.



Sale de la bañera.

Después de todo, tampoco se está tan mal.

martes, 8 de febrero de 2011

Documento 1

Ella mira hacia adelante. La ventana hoy está demasiado utilizada y solo verá sombras. De pronto recuerda lo que sintió la última vez que lo hizo. A veces hay huracanes en el alma que te remueven los sentimientos. Y es entonces cuando mira hacia su escritorio y ve de nuevo un papel ya gastado y viejo. Un antiguo pensamiento que se quedó divagando por la habitación hasta que otra perspectiva lo encontrase.

“Se que me vas a hacer daño. Que sufrir será toda una proeza.
Que después de ti quedará un vacío y que al principio lo llenaré de lágrimas.
Sé que estás calando hondo. Que al principio el amor siempre suena a alegría.
Que las llamas solo queman cuando llevan un tiempo ardiendo.
Y que solo molestan cuando uno quiere las tinieblas.
Sin embargo se que no es en vano.
Cuando uno sufre por amor sufre sin miedo.
Porque las heridas forman cicatrices
que agradecerás tener toda la vida.
Y al mirarlas, ya tullido, viejo y solo
sentirás con placer que aun te duelen.
Y ese dolor tan real, sin quererlo, dejará después vestigios del amor.
Y puede que llores en tu mecedora
o puede que mires por la ventana.
Sabiendo que supiste que te iban a hacer daño
Y que fue toda una proeza superarlas.
Sin embargo aquel vacío ya lo llenaste
Y las lumbres te calentarán el alma.”

sábado, 29 de enero de 2011

Decepcionable

Es una lástima que estemos ciegos a la  vida.

Nos derretimos por complacer nuestros caprichos y dejamos de lado todas esas pequeñas cosas que nos podrían hacer felices.
No queremos vivir. Es increíble. Es como si la vida nos asustase, como si nos pareciese demasiado poco ser felices. Es como si el hecho de pensar que nuestros problemas no son tan importantes nos hiciese menos importantes a nosotros.
Como si no pudiésemos evitar pensar que las vidas sin lágrimas y muecas son  incompletas.

Es una lástima que estemos ciegos a la vida, porque jamás veremos lo que significa realmente.

sábado, 22 de enero de 2011

Jaque

La diferencia entre el primer amor y el resto es que el primero nos pilla inocentes. Incautos. Soñadores.
El primer amor nos atrapa por sorpresa, sin que sepamos defendernos, sin que podamos escapar de sus garras sanos y salvos.
El primer amor nos coge desprevenidos.
Nos atrevemos a dejarnos llevar. A decir lo que sentimos. A arriesgarnos.
¿Será el primer amor el único amor? ¿Será esa la definición?
Porque, en momentos de derrota y cumplimiento de expectativas.
En momentos de sinceridad y dura y plana vida.
Entonces, en momentos de yo, mi, me, conmigo, me pregunto si acaso se podrá volver a sentir el amor cuando sabes a lo que te estás arriesgando. Cuando sabes que embarcarse en el amor es más peligroso que hacerlo en una patera.
Para las segundas, terceras o cuartas partes ya estamos preparados.
Sentir el primer amor es como ver una película por primera vez. Puede que después te vuelva a gustar, puede que cada vez conozcas algún matiz nuevo que no habías visto. Pero ¿se puede disfrutar de un segundo amor como de un primero?

martes, 18 de enero de 2011

Decadencia


Este lugar me da miedo hasta a mi. Abro la puerta oxidada del garaje y me la encuentro tirada sobre un colchón mohoso.
Hay un hombre rubio de pelo largo sentado en el borde de la cama tocando una guitarra eléctrica.
Miro a Naida y me pregunto bajo los efectos de qué droga estará. Sus ojos están medio cerrados y sus manos tiemblan al sonido del metal.
¿Qué te has hecho muñeca?
De pronto eleva sus ojos. Se levanta con torpeza dejando a la vista un sujetador rojo con un tirante roto.
-¿Qué haces aquí?.
-Estaba preocupado.
-¿Quién te ha dicho dónde estaba?
-No suelo revelar mis fuentes.
El chico rubio me está escrutando con la mirada. Parece un hombre peligroso. Uno de éstos a los que no les queda infancia en la mirada.
-¿Qué cojones quieres?
-Hablar con ella.
Él mira a Naida.
-¿Y ella quiere hablar contigo?
La chica se levanta.
De pronto la escultura de mármol se eleva sobre el suelo. Parece una diosa griega drogadicta.
Tiene las manos temblorosas y los ojos encharcados en nostalgia. ¿Por qué te fuiste? ¿Me seguirás queriendo? ¿Sabrás quién soy acaso?
-¿Te encuentras bien?- Nada, no sale otra frase de mi boca. No me atrevo. No puedo. Tengo miedo de saberlo.
Ella me mira con incredulidad.
-¿Tú que crees?- Se tambalea sobre si misma. Casi no me da tiempo a sujetarla.
Mis manos rozan sus brazos helados. Recuerdos. De cuando el amor tenía sentido. Recuerdos de cuando sus brazos eran cálidos y su mirada estaba viva. ¿Pero qué te has hecho?
-¿Por qué no vienes conmigo? Podemos arreglar lo que sea. Eres inteligente Naida. Lo sabes. Nada puede destruir tu mundo. ¿Recuerdas? Tus cuatro paredes indestructibles. Aquel universo comunista e ideológico. Decías que nada podría acabar con él. Y yo te creía. Te creía porque era cierto. Salvo que sí que podía ser destruido. Pero por ti.- Observo su expresión. No tengo claro si está consciente.- Estás acabando contigo.- La dejo encima de la cama. Creo que sí que razona. Miro al guitarrista que parece totalmente ajeno al momento. Como si estuviese en otro tiempo.- Cuida de ella. Porque te juro que como le ocurra algo. Lo más mínimo. Te mataré.
No me mira. Sigue tocando la guitarra.
-Fuera de aquí.
Lo dice con tanta firmeza y seguridad que no me queda otra posibilidad que marcharme. Probablemente tenga más de una navaja por el garaje.
Salgo y arranco mi moto.
¿Cómo pueden tornarse así de fácilmente los paraísos en simples mundos? En el suyo y el mío. Distintos... Jamás volveré a perderme en sus historias lejanas. En sus millones de anécdotas. En su forma de ver la vida. En ella. Jamás volveré a perderme en ella. Jamás...
Una lágrima me baja por la mejilla.
¿Qué te has hecho muñeca?

lunes, 17 de enero de 2011

Buscando en el baúl de los recuerdos




Porque eso era complicidad.

Yo me sentía protegida. Segura. Confiada.

El mundo giraba, daba vueltas, pasaba a nuestro lado mientras nosotros, como dos ingenuos vividores, nos pasábamos el día entre pétalos. Entre sueños.

Las manos hablaban más que la boca. Los ojos decían más que los poemas.

Era pura contemplación.

Era amor.

Y jamás me cupo la menor duda.

Amor...

Amor dulce. Efímero. Suave. Sincero. Áspero. Duro... Real.

Un amor que nos traicionó y nos abandonó al abismo de la rutina. De los “ya veremos”. Del “no es lo mismo”. Y no, claro que no era lo mismo. Porque ya no era nada.

Ni tú, ni yo, ni nosotros. Porque tú ya no eras tú, y yo... yo ya no era yo.

Nosotros ni existíamos.

A veces nos derretimos al ver de nuevo los estigmas de ese sentimiento en los demás. Nos regodeamos en su historia. Y sonreímos.

Y entonces lo siento de nuevo.

Aunque solo sea un recuerdo

Aunque, después de todo, sólo sea amor.



Es curioso lo que se encuentra rebuscando en los archivos del ordenador

jueves, 13 de enero de 2011

Recluso


-¿Y luego qué?

-Luego intenté olvidarme de ti...- Sonríe. Con nostalgia. Con pena. Es una de estas sonrisas que tienen forma de lágrima.- Pero no pude.

-¿Me estás vacilando?

-No. Es en serio. No pude. La lata de recuerdos de mi cuarto está repleta de ti. Cuando la abro parece una caja de música que grita tu nombre, solo que a ésta no hace falta darle cuerda. También mi colgante, tu bola del 8, mi cámara, tu tortuga de peluche, mi sótano. Todo. La comida china. Los comics. Mi corcho. Mi vida. Hasta yo me recuerdo a ti.- Frena. Toma aire.

-Toma.- Él la tiende un pañuelo de papel.- Se te está corriendo el rimmel.

-Pero es que no eres tú.- Ella le mira. Observa detenidamente cada facción de su cara.- Te pareces tanto...- Él esboza una mueca de dolor- Pero no eres tú. Ni mucho menos. Él sonreía, y cuando lo hacía miraba hacia abajo levantando las cejas. Lo sé, le exasperaba constantemente. Pero a la vez le hacía gracia. Y feliz, eso sobre todo. A ti no puedo hacerte feliz, solo te exaspero. Solo te hago daño. Tú ya no eres él por la sencilla razón de que yo no te complemento en ningún sentido. Ahora eres huraño. Frío. Eres un pájaro enjaulado por sus plumas. Pero es tu culpa.

-¿Y tú? ¿Acaso crees tú que eres ella?

-Creo que ahí esta el problema.

-¿Ah sí? ¿Dónde?

-Yo nunca fui ella.

martes, 11 de enero de 2011

Sin identificar

Quiero un sentimiento anónimo. Que no busque calificativos. Que no merezca calificativos.

Quiero un sentimiento que no goce de definiciones, que tan solo goce de él.

No busco bautizar mis emociones. Eso sería estandarizarlas. Eso sería reducirlas a un parámetro, a un esquema.

Quiero vivirlas. Tan solo vivirlas.

¿Para qué obsesionarse con etiquetas y precios? ¿Para luego tener que ponerse de rebajas porque nadie las ve asequibles?

Prefiero el trueque.

El intercambio.

O incluso regalarlo. No hay nada mejor que regalar un sentimiento y ver que se le da utilidad.

Me encanta emocionarme. Notar que estoy viviendo. Que estoy viva y que lo estoy aprovechando.


-Mira a esos dos que se acaban de dejar con un sabor a tristeza en la boca.

-Ese sabor es horrible.

-¿Y sabes por qué? Porque buscan lo mismo, pero le ponen un nombre diferente. Si se sirven de algo no tiene sentido que quieran...

-Que quieran romper los lazos de igual grosor y tejido solo por que el color de los hilos es diferente.

-Sí, parece que me has comprendido.

-Sí, parece que te voy comprendiendo.

lunes, 3 de enero de 2011

Pelusas en el corazón

"Cuando vi a aquel hombre me recorrió una extraña curiosidad por la espina dorsal.
Tenía los ojos encharcados en años y las manos arrugadas de historias. Una sombra de experiencia le cubría toda la cara, y creo que todo el cuerpo en general también.
Lo imaginé en un retrato en blanco y negro. Una de estas fotografías que te dejan pensando un buen rato delante de ellas.
Sus canas no eran blancas, pero las tenía en cada palabra, en cada gesto.
Lo cierto es que ese hombre me empezó a apasionar aun sin haberle conocido. No sé que era. Puede que su aura. Su olor.
Pude que todo en general.
Sin embargo seguía teniendo algo inaccesible en su mirada. Como si detrás de su iris hubiese un candado encargado de esconder un gran secreto del alma.
Yo no pude acercarme mucho más tiempo del necesario a él. Tenía frases heladas que calentaban el cuerpo. Y esa sensación es difícil de soportar cuando no sabes si tienes frío o calor.
Me comentó que en su vida había desgastado mucho su órgano bombeante. Que había amado con todos sus sentidos y que había llorado hasta por las uñas. Es por eso que decidió dejarlo en el desván de lo invisible.
Me dijo que no lo volvería utlizar. Que le daba miedo subir ahí y verlo consumido y débil.
Que debía estar lleno de pelusas."