lunes, 12 de diciembre de 2011
Bah! Ya está bien de quejas!
Un buen día se puede distinguir en un minuto: en los 60 segundos antes de dormir.
Si en esos segundos eres feliz; si te acuestas con esa sensación de felicidad y casi sin querer comienzas a cerrar los ojos sonriendo, ha sido un gran día.
No importa que el día empezase fatal, no importa que haya habido momentos tristes: si te duermes feliz el día ha sido inmejorable.
Por eso hoy es un dia tan importante: es un gran día digno de agradecer.
viernes, 11 de noviembre de 2011
Libertad
A todos nos da miedo que nos defrauden. A todos nos da miedo que nos vuelvan a hacer daño. Pensamos, sabemos, que dañaría nuestro orgullo y nuestra estima. Sabemos que nos decepcionaría, que nos haría infelices.
A veces no podemos evitar vivir con la incertidumbre de si nos van a volver a defraudar, porque a veces ni siquiera conocemos a esa persona.
Sin embargo, otras veces, tenemos en mayor o menor medida ese poder de hacer cambiar a la persona que nos ha abierto una herida.
Hay diferentes formas de hacerlo. Unos piensan que ni siquiera merece la pena, que las personas no cambian, que siempre van a ser como son. Otros piensan que la mejor forma es siempre la más restrictiva. Ésta es una forma relativamente fácil de llevar a cabo ¿por qué? Desconfiar de la persona que ha perdido nuestra confianza es siempre lo más fácil. Puede ser efectivo, puede que no nos vuelva a fallar, ¿cómo iba a hacerlo si no tenía vía alguna? Una persona encerrada en un metro cuadrado rara vez hará algo malo, pero, eso sí, no te extrañe que de vez en cuando rompa la caja: hasta esa persona necesita respirar libremente.
Si llevamos a cabo ésta forma de hacer cambiar a alguien nunca podremos extrañarnos de que la sensación de desconfianza dure eternamente. Es muy simple, ya que aunque pasen los años nunca nos dará una sola razón para que confiemos en ella: es imposible devolverle la confianza a alguien a quien se la negamos de raíz.
Pero, no pasa nada, hay otra vía. Es más difícil. Puede ser dolorosa, y puede ser que nos vuelvan a hacer daño. Sí, si nos volviesen a hacer daño sería nuestra culpa ¿por qué? Porque habríamos dado una segunda oportunidad, porque habríamos apostado por entregar de nuevo, de una forma casi gratuita, nuestra confianza a esa persona. Uno puede pensar que esta opción es la del idiota o la del iluso. “¿Por qué iba yo a dar una segunda, o tercera, o cuarta oportunidad a alguien que no me parece que haya aprendido?” Bien, entonces uno debería plantearse cómo cree que puede evaluar si una persona ha aprendido, cómo va a ver realmente si alguien ha cambiado. Una forma sencilla es dejándole libre.
Es entonces, y solo entonces, cuando podemos ver si esa persona ha crecido. Si esa persona es de nuevo de confianza. Lo sabremos porque lo veremos. Y será entonces, y solo entonces, cuando las dudas desaparecerán y ya no tendremos que entregar nuestra confianza, ya que ésta se depositará ahí sola.
Las personas que reciben un castigo suelen aprender. Las personas que reciben un halago aprenden siempre; de la misma manera una persona que permanece en una cárcel años tiene probabilidades de reincidir, esto se debe a que el castigo no asegura un arrepentimiento sin embargo es también cierto que el arrepentimiento muchas veces llega antes incluso de imponer un castigo.
Y, cuando una persona está arrepentida de verdad, entonces ya está lista. Todo lo que se haga después del arrepentimiento solo servirá para generar dolor y frustración. Solo servirá para que nosotros mismos pensemos “estoy haciendo lo que es políticamente correcto, esto tiene utilidad”. Pero nos estaremos engañando, a una persona arrepentida no se le puede pedir nada más, porque no nos podrá entregar nada más
De modo que, si alguien te hiere y te pide tu perdón, si esa persona está supurando arrepentimiento por cada poro, no le castigues, no le niegues esa libertad que te pide. Se lo suficientemente fuerte para dar la opción de exponerte a más derrotas porque, si no, no vas a obtener ninguna victoria.
sábado, 22 de octubre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
Y, entonces...
Y, entonces, parece que se vuelve al principio. Que dices "dios mío, si esto está hecho unos cirios".
Y, entonces, pasan las horas. Te relajas. Miras al presente a los ojos y ves que le brillan de tranquilidad.
Y, entonces, te das cuenta de que esa bomba no es más que una pequeña cirugía que, lejos de afear, mejora.
Y, entonces, sonríes. Con más razón aun que la vez anterior. Con más fuerza. Con mas ganas.
Y, entonces, piensas: qué más da que en 10 años uno viva en un universo blanco y ordenado y en otro en una caravana destartalada. Qué más da si en dos meses uno conoce a alguien y decide cambiar de apuesta.
Qué más da eso si hoy todo está acompasado. Si hoy toda la preocupación es llegar puntual, o tener permiso para hacerlo.
Qué más da si mañana amanece diferente mientras hoy, que es lo único que importa, anochece calmado; colorido; risueño; feliz.
Qué más da mañana si tenemos todo lo que se puede pedir: un hoy.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Pero...
¿Como va el mundo?
¿Qué es el bien?
¿Existe la felicidad?
Pero... Espera, ¿Eso qué importa?
Hoy hace una noche estupenda. La ventana se puede abrir aun con las luces encendidas sin que entren polillas.
Huele a madera nueva la habitación. ¿Hay un olor más delicioso?
Las noches como hoy me apasionan. Parece que el universo tiene una armonía especial.
Parece que los problemas se han superado.
Parece que por fin hay un perfecto equilibro entre lo bueno y lo malo.
Así que me encierro en mi cueva amarilla palo, pongo una película que me evade y me resguardo entre los tonos beige de mi sillón recién nacido.
"Vicky, Cristina, Barcelona" es una buena opción.
¿Gin-tonic a solas? Bah, estoy de vacaciones. Estoy feliz.
Todo ira bien.
Sí, es esa frase: todo ira bien.
¿Se puede pedir más que la certeza de que todo ira bien? No, ni en sueños.
Mejor en la realidad, que sigue un patrón, que se puede controlar.
Respiro. Cierro los ojos. El aire entra tan puro que me retuerzo del gusto.
Sonrió.
Las noches a solas puedes ser devastadoras cuando uno no tiene las riendas cogidas con fuerza. Pero hoy me agarro a ellas con la convicción de que el control es mío.
Sí, hoy todo ira bien.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Gracias por la paciencia, por la capacidad de comprensión. Gracias por la gasolina y por los viajes a mares de cristal azul.
Gracias por las ganas de enseñar cosas, por el dinamismo y el pie que eso da a hacer mil planes diferentes. Gracias por ir innovando y haciendo una rutina envidiable.
Gracias por los maratones de Lost y por las fotos-regalo.Gracias por los coches-mansión y por los orgasmos-ferrari. Por tener templanza ante los pinchazos inoportunos y por tener buena cara cuando pago contigo mis disgustos.
Dices que agradecer demasiado es mala señal. Pero quiero dejártelo claro: no te idolatro. Conozco y sufro tus defectos y te lo hago saber. Tal vez demasiadas veces. Tal vez demasiadas veces me encabrono. Y, ya que me gusta tanto el equilibro, creo que esto compensa la balanza.
Total, la experiencia de rozar los extremos es, a unas malas, experiencia. Así que gracias, a veces pienso en lo bien que estaba en diciembre, en lo independiente que era. Ahora sigo siendo independiente, pero con un complemento que me enorgullece.
Gracias por los desayunos en vips y por las cenas internacionales. Gracias por las noches-de-no-hacer-nada y por las noches-de-hacerlo-todo.
Está claro que sabes que estoy agradecida, que sabes lo que me gusta y lo que me disgusta, pero, lo que a veces se cree firmemente se reafirma cuando se corrobora.
Gracias por la ración que siempre me toca de patatas deluxe, por hacerme reír a carcajada limpia.
Hay más cosas, claro, pero a este paso vas a pensar que tienes al toro cogido por los cuernos.
De modo que gracias Fernando, eres el mejor compañero de pupitre que una puede desear.
domingo, 28 de agosto de 2011
No te quedes conmigo
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti
jueves, 25 de agosto de 2011
Deshumanización
miércoles, 24 de agosto de 2011
viernes, 19 de agosto de 2011
Biblioteca
Porque mientras no perdamos la esperanza lo podremos hacer todo.
Porque si perdemos la esperanza acabaremos viviendo como muertos.
jueves, 18 de agosto de 2011
miércoles, 10 de agosto de 2011
Correo inesperado
jueves, 7 de julio de 2011
Verano
Abres los ojos y puedes volver a cerrarlos. Tienes frente a ti la libertad encarnada en un mes.
Las horas se difuminan con el sol.
El aire te sala la piel morena.
Te pierdes.
La boca sabe a mojito y las manos son aletas.
Dejas por un momento de pensar en el futuro. Olvidas por completo el pasado.
Hasta el presente parece que se ha parado en una playa llena de arena y de conchas.
Respiras.
Sientes la tranquilidad.
Y te dejas llevar...
miércoles, 6 de julio de 2011
viernes, 24 de junio de 2011
Clap
-Nada, olvídate. En 10 años no te encontraré de pronto en la cola de una tienda de discos y te miraré con curiosidad. En 10 años no me dirás "¿Tomamos algo?" y luego me invitarás a tu casa.
-¿Y por qué no?
-Porque en 10 años yo no seré yo. Yo no seré la chica que sonría a tus ojos. Seré la chica que piense en su trabajo, en sus amigos y, quién sabe, tal vez en su pareja. Cosa que dudo, porque no creo que en 10 años haya perdido mi miedo al compromiso. Cuando renunciemos a "nosotros" no recordaré los besos bajo la luna ni las cenas en el paraíso. Tengo algo bueno; yo no se pasar página, se cerrar el libro.
-¿A qué te refieres?
-A que cuando cierro un libro y lo devuelvo a la biblioteca no lo vuelvo a leer si no me ha gustado el final. Y, en asuntos de pareja, NUNCA me gusta el final.
-No se, la verdad es que me parece que me estás chantajeando. Parece que dices "conmigo ándate con ojo con las dudas porque no hay vuelta atrás".
-No te confundas. Esto no es un chantaje, es una realidad. Si tienes dudas resuélvelas. Y si no las resuelves no te permitas seguir teniéndolas.
-Me sugieres que corte por lo sano ¿No?
-Sí, siempre. No debes dejar que la presión te fuerce. Cuando uno deja de sentir lo sabe. Yo siempre lo se.
-Yo no, nunca me he despertado un día pensando "ya no siento nada".
-Bueno, entonces puede ser que nunca hayas sentido nada o que nunca hayas dejado de sentir. O puede que ambas. Pero hay indicios. Y yo ya no siento hormigueo en el estómago cuando te veo. Ya no siento presión por tu presencia. Me he acostumbrado a tu mediocridad, a tu falta de ganas, a tu ciencia de los sentimientos o a tu falta de ellos. Y ya no me llamas la atención, me parece demasiado simple y fácil. ¿Demasiado cobarde tal vez?
-Vaya...
-Me gustan los hombres que no tienen líquido de frenos. Los que se dejan llevar. Los que no controlan todo. Y tú... Bueno, tú sabes mejor que nadie que no eres así. No eres libre. Y eso no tiene por qué ser malo, de hecho es bueno, está bien visto, es políticamente correcto. Pero no es lo mío. Yo no soy así. Yo no tengo freno, ni ABS. No tengo ni freno de mano. Yo nunca he sido políticamente correcta, y eso me encanta, porque soy yo misma, sin máscaras, sin disfraces. Lo que ves siempre es lo que soy. Soy muy inocente, muy inofensiva, soy fuerte a veces, otras débil. A veces soy valiente y otras una completa cobarde. Pero soy así. Y eso siempre lo has sabido. En cambio yo no tengo ni idea de cómo eres tú. Solo conozco la imagen que vendes. Se que eres listo, avispado e inteligente. Pero, ¿eres fuerte? ¿Sabes lo que es amar?
-Si no sabes eso es que no sabes ver lo que te muestro.
-Puede, pero intenta pensar, plantéate por un momento si lo que muestras no es contradictorio.
-...
-Ahora me voy. Aun no he cerrado el libro, tu dirás si merece la pena el final. Tú eres el que puede elegir ser el primero en darme un libro con segunda parte.
jueves, 23 de junio de 2011
Imposible
Como querer cambiar lo inevitable. Como pretender sobrevivir al torbellino que arde cada día en la impotencia.
Imposible.
Como poder articular la rabia que inspiran ciertas ansias de control.
Es imposible. Imposible.
Imposible salir de la angustia ahora. Ahora que el agua está por la frente y los pulmones solo saben ahogarse en aguas salvajes.
Salir de aquí. Salir de aquí. Salir de aquí.
¡Parece una frase tan fácil de decir...! Y en cambio que desánimo, que tristeza, cuando te das cuenta de que estás atrapado hasta los huesos. Que te cuelgan cadenas de cada pelo y que hay candados tras cada puerta.
Y mientras te intentas liberar de esas esposas sueñas con playas de arena blanca. Con costas infinitas por donde andar y solo andar. Con orillas en las que perderte para siempre contemplando como se pone el sol dibujando en el cielo una manta desteñida de colores.
Y hay un pájaro en el cielo que vuela libre, solo vuela, sin ninguna otra sensación que la de volar.
Y tú lo admiras mientras sientes que la arena bajo tus piernas se deshace y te quedas sobre un colchón de espinas que te arrancan verdades de cada víscera de tu realidad. Que está a años luz de aquella playa. Que está acotada por barrotes oxidados.
¿Y en ésta rutina dónde colocaron la salida de emergencia?
domingo, 19 de junio de 2011
Sábado noche
Él tiene esa pinta de insano vividor que tanto nos gusta.
Cuando mira con los ojos entrecerrados te pierdes en sus sutiles vaivenes.
Él es el símbolo de mis noches en vela.
De mis perdiciones impuras.
Él me hace temblar con un beso y consigue que me chirrié hasta el corazón de la fricción que alcanza por el aumento de latidos.
Él me mueve. Me tensa. Me suelta. Me derrapa. Él me intensifica, me adormece, me levanta.
Él me empuja al abismo del "ahora". Él me hace no pensar en un futuro.
¿Que es poco precavido? Cierto.
¿Que algún día pasará factura? Sí.
Pero mientras siga encontrando consuelo en los pliegues de su colcha que se quiten las dudas del mundo.
Mientras siga pudiendo contar con su "vive la vida" cada noche solitaria que se quiten los compromisos.
Porque él es así. El amigo infiel. El eterno pájaro libre.
El consuelo inmediato.
¿Que nunca me amará? Es cierto, y es lo mejor de todo.
viernes, 17 de junio de 2011
Atípico
El sol es maravilloso. Constante.
El sol siempre está ahí, siempre.
Sin embargo no podemos mirarlo a los ojos. No conocemos al sol en todo su esplendor. De lo que brilla nos cegaría porque no estamos preparados para él.
Si aspiras a llegar a tener el sol arderás en el intento.
Había una vez un chico que se enamoró del sol y, al no poder tenerlo, comenzó a buscar espejismos de él que estuviesen al alcance de su mano.
Recogía flores amarillas para encontrar en ellas el eco de sus rayos, pero solo encontraba la banalidad de unos pétalos coloreados; miraba a las abejas para ver el reflejo de su brillo, pero siempre acababa molesto por su zumbido.
Buscó en sol en cada pieza del mundo.
Y, al ver que no lo encontraba comenzó a llorar cada noche embriagado de una tristeza que le hacia derramar lágrimas de impotencia.
Cada noche salía a su ventana, porque de día no dejaba de sufrir al ver como esa gran estrella lucía en el cielo incapaz de sentir algo hacia él.
"Nunca encontraré nada como el sol, su perfección es única. Nada podrá hacerme sentir ese calor de nuevo, nada podrá alumbrarme el camino como lo hace el sol."
Una madrugada, el chico salió de casa. Quería deambular por la noche pues sentía que era lo único que se merecía.
Caminó y caminó sin rumbo. Solo buscaba perderse en el camino que creía oscuro y vacío.
De pronto se dio cuenta de que no sabía donde estaba.
Comenzó a sentir miedo.
Angustia.
Pero, de pronto, ocurrió algo: las nubes se comenzaron a disipar dejando a la vista una enorme y redonda luna blanca.
El chico entonces vio cómo el lóbrego camino empezaba a relucir plateado bajo sus piernas.
Consiguió llegar a casa y, una vez ahí, volvió a asomarse a la ventana.
Lo que vio le paralizó el llanto.
La luna llena le iluminaba la cara. Se quedó observando cada recoveco de ella. Cada sombra. Cada surco. Se quedó mirando la sencillez de ésta y sintió una extraña calidez en su halo.
Durante dos noches le contó a la inmensa luna lo mucho que lloraba por el sol.
A la tercera noche comenzó a advertir que la luna cambiaba su forma. Que se estaba haciendo más fina y delicada.
Sintió asombro por primera vez en mucho tiempo y comenzó a interesarse por su comportamiento.
Pasaron unas semanas. Y llegó una noche en la que el chico se moría de ganas por perderse en la luna.
Al llegar a su ventana la buscó desesperado, pero no había rastro de ella.
"¿Le habré hecho tanto daño a la luna? ¿Le habré hecho sentir tan insignificante al lado del sol que se ha ido para siempre?"
El chico meditó. Pensó en su maravilloso sol y en su sencilla luna.
Pero, esta vez, no lloró.
Pasaron más días inertes en la vida del chico, hasta que de nuevo, sin esperarlo, al asomarse a la ventana volvió a ver el sutil cuerpo de la luna.
Y, de pronto, sonrió. Sin esperarlo, sin fingirlo, sin siquiera desearlo.
Y, entonces, comprendió que la luna no era constante ni perfecta . Que la luna no era el sol y que no parecía que desease serlo.
Compendió que la luna no le serviría para iluminar siempre su camino; que lo que haría sería enseñarle cómo recorrerlo él solo alumbrándolo un poco menos cada noche y que, cuando se conociese ese, le enseñaría infinitos más.
La luna se hacía de rogar. Le daba tiempo para asimilarla cuando menguaba y le hacía sentirla al máximo cuando se mostraba eterna y perfecta.
Se dio cuenta de que el sol no era más que una utopía de la que solo podía disfrutar desde lejos y con gafas. Que el sol le quemaría en ocasiones, mientras que la luna le mecería con el vaivén de las olas; de las que era culpable y dueña.
Había una vez un chico que se enamoró del sol, el mismo chico que pasó a ser un hombre que se enamoró de la luna.
miércoles, 15 de junio de 2011
Medianoche
Oscar wilde
A alguien roto le duele sentir. Pero sentir, como todo, necesita una rehabilitación.
De nada sirve que se te cure una pierna rota si no vuelves a intentar andar con ella.
Con el corazón pasa lo mismo; de nada sirve tenerlo si no vas a atreverte a utilizarlo.
Utiliza el corazón con cada respiro que des. No veas la necedad de lo mediocre. No infravalores el mundo.
La maravilla del universo no está en el puesto más alto de una multinacional ni lo más bajo de la vida está en la necedad de la mayoría.
Usa tus sueños, porque son lo único que te va a hacer querer despertarte.
Vivir sin sentir cómo se acelera el pulso es más mediocre que vivir en la ignorancia.
Es más imperdonable que cualquier despiste.
Lo maravilloso de la vida es que nos hace imperfectos. Sensibles. Vulnerables.
Lo maravilloso de la vida es que nos hace personas y no estatuas de hielo.
Cuando te despiertes cada día vas a tener dos opciones: ser feliz o no serlo.
Lo maravilloso de la felicidad es que no se pueden hacer trampas.
Uno es feliz por si solo. Uno se repara a uno mismo. Uno de hace a uno tal y como desea.
El corazón esta hecho para romperse millones de veces y salir vivo de todas ellas.
Solo hay que saber como utilizarlo.
Así que elige la felicidad. Porque está en algún lado. No la felicidad plana y básica: la felicidad que resuena en el estomago. Parece imposible, pero así es. Puede que nadie te remita eso, puede que solo tú seas capaz de lograrlo. Pero inténtalo. Deséalo con todas tus fuerzas.
Ser amado está bien. Pero amar es vivir. Amar es sentir que el mundo es tuyo.
Amar es difícil. No todo el mundo sabe amar. Pero es todo lo que necesitan.
martes, 14 de junio de 2011
Y se me saltarían cinco lagrimas delatadoras mientras te juraría haber intentado todo lo posible. Pero que no ha habido forma.
Que te has escapado de mi mente.
Que he ganado un juego que quería que quedase empatado.
Te abrazaría deseando sentir con ese abrazo lo que sentí en su momento.
Sentir todo.
Y lloraría de pena por no sentir nada.
Ahora te abrazaría y notaria cómo se desprenden de ti los últimos hilos de locura que me ataban a tu amor. Cómo ya nos descosemos. Poco a poco. Lentamente. Tan lentamente que no nos ha hecho daño el desgarro de vida que un día nos pusimos como parche.
Y mañana el sol volvería a salir por mi ventana.
La luna se volvería a posar por la tuya.
Y en cinco años, magia, ya no habrá importado nada. Ya no importará quién dio una mala contestación o quién llegó tarde el día aquel.
Seremos dos personas anónimas con nombres ligeramente familiares. Seremos un "¡Anda! ¡Cuanto tiempo!" sin sentido, sin ganas. Seremos, tal vez, un "Hoy me he acordado de ella". Tal vez un "No te vas a creer con quién he soñado esta noche". Y ya.
Ahora me encantaría volver a aquel segundo en el que sentí que la vida me rebosaba. Aquel momento, instante, aquella eternidad que sentí al rozar tus palabras. Al acariciar tus miedos.
Y te diría "gracias". Porque no podría decir otra cosa. Gracias por darme una felicidad que aun dibujo a mano alzada cuando me atrevo a soñar despierta.
Y entonces suenan recuerdos borrosos y sobreexpuestos. Recuerdos de aquella primera vez que viste en mi un gesto tuyo. O de aquella vez que te hice reír durante horas.
Sí, ahora te abrazaría.
Sería otro tipo de abrazo. Uno frío y desacostumbrado. Uno elegante y sobrio.
Pero, igualmente, un abrazo.
lunes, 30 de mayo de 2011
Silencio
-Y lo comprendo. Comprendo tu punto de vista y por qué dices lo que estas diciendo. Pero cuando sientes que algo deja de ser el principio es porque tienes el final ante los ojos.
-No entiendo por qué dices eso.
-Mira, es muy simple. Cuando recorres un camino por primera vez no tienes ni idea de por donde vas, el principio de algo se mide por el porcentaje que queda hasta el final. Si das por sentado que el principio ya ha pasado y que estas en el nudo de la historia quieres decir que solo queda el desenlace.
-Bah, no te comas la cabeza, el próximo miércoles estrenan una película y me han dicho que es buena. ¿Quieres verla?
-...Sí, claro.
martes, 24 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
Freno de mano
miércoles, 4 de mayo de 2011
Sentencia
domingo, 1 de mayo de 2011
No me leas si vas a leer por obligación
viernes, 29 de abril de 2011
Hoy
martes, 26 de abril de 2011
No esperes, nunca esperes
martes, 12 de abril de 2011
Cubierta
Sin embargo el mundo le va cubriendo de raciocinio, de pudor, de miedo. De modo que el niño comienza a desaparecer entre esa manta de saber estar. Desaparece su ímpetu, su imaginación, su sensibilidad.
Las personas comienzan a esconderse de si mismas.
Conocer a una persona es conocer a su niño escondido que se aterroriza del mundo.
Por eso uno no se puede enamorar a simple vista, no, el amor es más que eso. Es haber encontrado a ese ser pequeño que habita en su interior. Haber conseguido darle el suficiente calor para que no tenga frío y se destape. Es conseguir estar a gusto con él y no con la imagen que vende por fuera. Es apreciar sus berrinches. Soportar sus caprichos. Disfrutar de sus sueños. Amar su imaginación, imaginar con él.
De nada te sirve enamorarte como un adulto si te cansa su esencia.
Enamórate como los niños; sin miedos, sin máscaras, sin dudas, sin tapujos.
Y, sobre todo, enamórate sin razonamiento, sin excusas.
Porque solo así sabrás qué es enamorarse.
lunes, 11 de abril de 2011
viernes, 8 de abril de 2011
Acotando
Mira a esos dos de ahí. Mira como evitan mostrar algún tipo de sentimiento. Como intentan no ser vulnerables. Como protegen su orgullo.
Mira, fíjate bien en como ella cuando sonríe dibuja recuerdos con los ojos y en como él no tiene fuerzas para dejarse llevar.
Mira como el horizonte es su punto fijo cuando no saben que no decir. Cuando solo se atreven a callarse.
Mira a esos dos de ahí. Se ve perfectamente la barrera con la que acotan sus sentimientos, esa entre las palabras de él y el corazón de ella.
Mira a eso dos de ahí. Se creen que condensando sus dudas evitarán tenerlas.
A ella se le está deslizando una lágrima por los años y a él le duele una esquirla en la esperanza.
Mira a esos dos. Por mucho que el amor haya jugado con ellos no se dan cuenta de que siempre juega sucio.
jueves, 7 de abril de 2011
Sol de primavera
sótano. Puedes ver la rosa, pero nunca el perfume.
Arthur Miller
miércoles, 6 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
Se cierra el telón
Abres la mirada, nada es lo mismo que ayer.
Ayer creías que había esperanza en el sistema al fin y al cabo. Hoy simplemente sabes que no.
A mi dejadme de amor y de celos. Porque los celos son la victoria de la inseguridad y la necedad. Si puedes disfrutar del amor; si tienes el poder de sentir el de verdad en tu mano, ni se te pase por la cabeza contaminarlo con dudas.
A mi dejadme de derechas o de izquierdas, porque en el fondo son todos hijos de la misma puta.
Sí, y dejaron de tener sentido en los años ochenta. Los gorrones que se follarán tu trabajo van a ser iguales sin importar el lado en el que lleven la raya del pelo.
Así que a mi dejadme de tonterías y de ideologías basadas en cenizas.
Yo me baso en hechos. Me baso en frases que me han dejado helada, en situaciones que me han dado verdadero miedo. Me baso en las enseñanzas de Ramón Lobo y en lo que vio mientras era corresponsal de guerra.
"Un padre de barba negra y expresión muerta entrega a su hijita a un enfermero. En la camisa le queda impresa una huella de masa encefálica." (El héroe inexistente)
Me baso en la más absoluta decadencia humana. En el odio puro.
Me baso en eso. En la muerte en vida. O mucho peor; en cuando la vida es peor que la muerte.
En cuando la vida de alguien solo son lagrimas y pústulas. En cuando el ser humano consigue ensordecer a naciones enteras solo por odio. Por locura.
Así que a mi dejadme de gilipolleces. A mi dejadme de pensiones y de petróleo. A mi dejadme de hablar de si le descuentan un euro a los funcionarios o de si fulano de tal se ha beneficiado al hijo del perro de fulana de tal.
Porque como no deje de escuchar tanta conversación de idiotas, como no deje de sentir decepción desde que enciendo la tele por la mañana hasta que apago mi vida por la noche, voy a acabar por volverme sordociegamuda. Voy a acabar por no querer probar ni un pedazo más de ese pastel de parásitos que tenemos que catar cada día.
La gente cree que siempre hay alguien que lleva razón. Es el problema del "analfabestismo" de este mundo.
Porque así van a acabar consiguiendo que se lo crean.
"El problema no es tanto la imbecilidad, pues ésta siempre existió; el verdadero problema es que hoy esa imbecilidad piensa".
Jean Cocteau
lunes, 4 de abril de 2011
PUM
-Ahora entonces es cuando puedes ver que él sin tu "nosotros" no merece la pena. Ahora es cuando te vas a dar cuenta de que tú has superado vuestro momento. De que ya no vas a ser capaz de volver a querer tenerlo.
-¿Y si las cosas no funcionan así? ¿Y si ahora vuelvo a caer rendida?
-Te conozco. Pensarás en él durante cinco minutos. Creerás que merecería la pena un nuevo reto. Pero en cuanto le veas sentirás que ya no sientes nada. Que ese foco de calor ha desaparecido de tu cuerpo. Él ya no es lo que fue, Y cuando le vuelvas a ver con tus ojos de ahora te arrancará cualquier duda.
-Entonces estaré con los ojos bien abiertos, no vaya ser que vea borroso el mensaje.
domingo, 3 de abril de 2011
¿Y entonces?
Para una persona a la que da nauseas la palabra compromiso no cabe en el entendimiento que se encuentre placer cuando conoces cada lunar de su cuerpo. Cuando te sabes todas sus miradas y has analizado todas sus sonrisas.
¿Qué hay entonces de dulce y de interesante en la rutina? Porque está claro que algo hay. Está claro que muchas parejas han encontrado ahí lo que buscaban. Pero ¿Y si lo que busco yo es incompatible con la estabilidad? ¿Y si está fuera de mis capacidades ver atractivo lo estipulado?
domingo, 27 de marzo de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
Temblando
Es gracioso ver como lo que ayer no era un problema hoy es un factor determinante.
Determinante y catastrófico.
¿Sabes lo que es sentir miedo?
No es pensar que en cualquier momento pueda entrar un monstruo en tu cuatro, eso es "premiedo". La sensación de verdadero miedo es la que tendrías si estuvieses viendo a ese monstruo. Si te tuvieses que enfrentar cara a cara con el.
Hoy mi monstruo se ha sentado en mi escritorio y me ha dado un maletín con dos hojas. En una ponía lo que me va a hacer y en otra lo que me va a pasar.
Era algo desolador. Mi monstruo hacía años que no aparecía, sin embargo me sigue infundando el mismo miedo.
Me ha dado un tarro de cristal color azul zafiro, con capacidad para varios litros y me ha dicho que lo voy a llenar entero con lagrimas, y que si no lo hago no voy a poder seguir viva, o al menos disfrutando de la vida.
Después me ha mirado y me ha dicho con una voz que le salía del estómago que cada vez que me vea en el espejo voy a reconocer en mis ojos los vestigios de alegría que alguna vez sentí, y que eso me va a hacer llorar aun más.
El miedo que me infunda mi monstruo es simplemente el recuerdo de otros días. Él me evoca con total perfección los sentimientos de derrota y melancolía. Él me recuerda lo que he perdido.
Yo se que mi monstruo no quiere hacerme daño. Se que es tan horrible porque simplemente no puede evitar hacerme sufrir, y esa condena le angustia.
Tiene los ojos vacíos y una voz gutural que suena como un grito dentro de una caverna.
Mi monstruo a veces se me queda mirando. Yo me pregunto en qué pensará.
Me pregunto de qué le servirán todas esas lágrimas que recoge.
Cuando ha venido hoy me ha dicho que la condena por ser feliz es esa. Que él me advirtió del peligro de subir a lo más alto sin paracaídas, y que la caída era inminente.
Mi rostro se ha vuelto pálido y frío.
Por un momento ha parecido que quería abrazarme, pero creo que no puede. Parece que todo lo que roza mi monstruo pierde la vida.
Después se ha ido sin miramientos. Me ha dejado los folios sobre la mesa y la botella bajo la almohada.
Sabe que siempre me tapo con ella cuando lloro, y esperará que así se filtren las lagrimas hacia su interior.
Hoy me ha visitado mi monstruo y me ha dicho que hasta que no haga caso de sus conejos seguirá viniendo a verme, pero no pienso hacerle caso.
Porque, aunque me de miedo, me da mas miedo la idea de que no venga nunca más.
Todo se balanza
jueves, 24 de marzo de 2011
Fase REM
martes, 15 de marzo de 2011
En días como hoy
domingo, 13 de marzo de 2011
Intercambio
sábado, 5 de marzo de 2011
Colmillos
-No me voy a andar con rodeos. Me he dado cuenta de que no me quiero involucrar más. Lo tenía muy claro antes de que irrumpieses en mi vida. Nada de complicaciones. Nada de dependencias. Solo yo. Puede que suene duro o cobarde. Bien, puede que sea ambas cosas.
Pero tenía muy claro como iba a vivir mi vida después de él. Sola y acompañada por lapsos de amor de una noche.
No dependiendo de mis sentimientos. Que fuesen ellos los que dependiesen de mi.
Por eso no puedo permitirme enamorarme. Eso descontrola al corazón. Lo vuelve caprichoso y quejica. Y no me gusta verlo así. Ahora lo quiero metódico. Limpio. Responsable. Nada de latidos más fuertes que otros. Un ritmo acompasado y constante.
-¿Estas racionalizando sobre sentimientos? Ui pequeña, yo respeto tu decisión, pero creo que es más grave de lo que imaginas. Y a la vez halagador. Solo el hecho de que creas que te puedo causar daño ya quiere decir que te importo. Y si encima dejas de lado al sentimiento por excelencia es que crees que te importo más de la cuenta.
-Tal vez simplemente sea previsora.
-Tal vez. Porque sino ya sería tarde.
viernes, 4 de marzo de 2011
Conocí el amor mientras miraba sus ojos, mientras sentía sus palabras.
Le quise. Le quise hasta límites insospechados. Mucho más de lo que me gusta recordar y, sin duda, mucho más de lo que puedo recordar.
Aun hay noches en las que recuerdo un vestigio, una imagen de aquello. Y sonrío.
Me hizo feliz. Conocí esa felicidad a su lado. Y también la tristeza más sumisa.
¿Que si le quise? Claro que le quise.
Pero ya no le quiero.
jueves, 24 de febrero de 2011
Y el Cuervo dijo...
Fue un relámpago semejante al infierno. Al frío.
Y entonces lo note. Me estaba haciendo daño. Se estaba abriendo hueco a base de punzadas de amor.
Pero punzadas en todo caso.
Y entonces lo recordé. No podía permitirlo. Me lo había prometido una y mil veces.
"Nunca mas". Jamás...
Y sin embargo una súbita sensación de embriaguez me frenaba las ganas de la victoria y me arrastraba al laberinto del abismo, del terror y las lagrimas. Del insomnio. De los sueños rotos y las manos encadenadas.
Yo no quería volverme a ver así. Privada de toda fe, de toda esperanza. Atrapada.
Compungida por el susurro que los restos del amor dejaron al marcharse.
No, yo no quería verme así de nuevo.
Derrotada.
Frágil.
Así que cogí mis cosas. Doble mis miradas, organice mis frases y las guarde junto a mis mejores sonrisas en la maleta de la soledad.
Mientras estaba en el tren mire dentro. Todo se lleno de lagrimas.
Supe entonces que no la volvería a abrir hasta que no tuviese nada que perder.
Hasta que no tuviese miedo.
Cerré la cremallera.
Esperando que la lluvia de tristeza no ahogase lo que quedaba de esperanza ahí dentro.
sábado, 19 de febrero de 2011
Al pie del cañón
Su sonrisa es una mezcla de la carcajada más fuerte y del dolor más intenso.
Parece difícil, pero cuando sigues las contraindicaciones de la vida es posible que te ocurra.
Los recuerdos pintan su mirada de nostalgia y alegría. Mueve el cuello. A veces duele recordar, pero en ese momento el presente merece tanto la pena que lo único a lo que tiene miedo es al futuro.
Sonríe. Se hunde poco a poco en la bañera y hace burbujas al sumergir la cabeza. Desde que era pequeña le gustaba el sonido del aire buscando la escapatoria en la superficie.
Permanece un rato escuchando el murmullo sordo del agua. Después se sienta de nuevo.
Respira.
Eso debe ser la tranquilidad. Nada de falsos victimismos. Aceptar la realidad tal cual es. Tener un poco de miedo y un poco de angustia para poder disfrutar las reservas que te queden de alegría y vida.
martes, 8 de febrero de 2011
Documento 1
que agradecerás tener toda la vida.
sábado, 29 de enero de 2011
Decepcionable
Nos derretimos por complacer nuestros caprichos y dejamos de lado todas esas pequeñas cosas que nos podrían hacer felices.
No queremos vivir. Es increíble. Es como si la vida nos asustase, como si nos pareciese demasiado poco ser felices. Es como si el hecho de pensar que nuestros problemas no son tan importantes nos hiciese menos importantes a nosotros.
Como si no pudiésemos evitar pensar que las vidas sin lágrimas y muecas son incompletas.
Es una lástima que estemos ciegos a la vida, porque jamás veremos lo que significa realmente.
sábado, 22 de enero de 2011
Jaque
martes, 18 de enero de 2011
Decadencia
lunes, 17 de enero de 2011
Buscando en el baúl de los recuerdos
Porque eso era complicidad.
Yo me sentía protegida. Segura. Confiada.
El mundo giraba, daba vueltas, pasaba a nuestro lado mientras nosotros, como dos ingenuos vividores, nos pasábamos el día entre pétalos. Entre sueños.
Las manos hablaban más que la boca. Los ojos decían más que los poemas.
Era pura contemplación.
Era amor.
Y jamás me cupo la menor duda.
Amor...
Amor dulce. Efímero. Suave. Sincero. Áspero. Duro... Real.
Un amor que nos traicionó y nos abandonó al abismo de la rutina. De los “ya veremos”. Del “no es lo mismo”. Y no, claro que no era lo mismo. Porque ya no era nada.
Ni tú, ni yo, ni nosotros. Porque tú ya no eras tú, y yo... yo ya no era yo.
Nosotros ni existíamos.
A veces nos derretimos al ver de nuevo los estigmas de ese sentimiento en los demás. Nos regodeamos en su historia. Y sonreímos.
Y entonces lo siento de nuevo.
Aunque solo sea un recuerdo
Aunque, después de todo, sólo sea amor.
Es curioso lo que se encuentra rebuscando en los archivos del ordenador
jueves, 13 de enero de 2011
Recluso
-¿Y luego qué?
-Luego intenté olvidarme de ti...- Sonríe. Con nostalgia. Con pena. Es una de estas sonrisas que tienen forma de lágrima.- Pero no pude.
-¿Me estás vacilando?
-No. Es en serio. No pude. La lata de recuerdos de mi cuarto está repleta de ti. Cuando la abro parece una caja de música que grita tu nombre, solo que a ésta no hace falta darle cuerda. También mi colgante, tu bola del 8, mi cámara, tu tortuga de peluche, mi sótano. Todo. La comida china. Los comics. Mi corcho. Mi vida. Hasta yo me recuerdo a ti.- Frena. Toma aire.
-Toma.- Él la tiende un pañuelo de papel.- Se te está corriendo el rimmel.
-Pero es que no eres tú.- Ella le mira. Observa detenidamente cada facción de su cara.- Te pareces tanto...- Él esboza una mueca de dolor- Pero no eres tú. Ni mucho menos. Él sonreía, y cuando lo hacía miraba hacia abajo levantando las cejas. Lo sé, le exasperaba constantemente. Pero a la vez le hacía gracia. Y feliz, eso sobre todo. A ti no puedo hacerte feliz, solo te exaspero. Solo te hago daño. Tú ya no eres él por la sencilla razón de que yo no te complemento en ningún sentido. Ahora eres huraño. Frío. Eres un pájaro enjaulado por sus plumas. Pero es tu culpa.
-¿Y tú? ¿Acaso crees tú que eres ella?
-Creo que ahí esta el problema.
-¿Ah sí? ¿Dónde?
-Yo nunca fui ella.
martes, 11 de enero de 2011
Sin identificar
Quiero un sentimiento anónimo. Que no busque calificativos. Que no merezca calificativos.
Quiero un sentimiento que no goce de definiciones, que tan solo goce de él.
No busco bautizar mis emociones. Eso sería estandarizarlas. Eso sería reducirlas a un parámetro, a un esquema.
Quiero vivirlas. Tan solo vivirlas.
¿Para qué obsesionarse con etiquetas y precios? ¿Para luego tener que ponerse de rebajas porque nadie las ve asequibles?
Prefiero el trueque.
El intercambio.
O incluso regalarlo. No hay nada mejor que regalar un sentimiento y ver que se le da utilidad.
Me encanta emocionarme. Notar que estoy viviendo. Que estoy viva y que lo estoy aprovechando.
-Mira a esos dos que se acaban de dejar con un sabor a tristeza en la boca.
-Ese sabor es horrible.
-¿Y sabes por qué? Porque buscan lo mismo, pero le ponen un nombre diferente. Si se sirven de algo no tiene sentido que quieran...
-Que quieran romper los lazos de igual grosor y tejido solo por que el color de los hilos es diferente.
-Sí, parece que me has comprendido.
-Sí, parece que te voy comprendiendo.