viernes, 23 de septiembre de 2011

Y, entonces...

Y, entonces, llega un día en el que ¡Pum! Hay una bomba de relojería que estalla.
Y, entonces, parece que se vuelve al principio. Que dices "dios mío, si esto está hecho unos cirios".
Y, entonces, pasan las horas. Te relajas. Miras al presente a los ojos y ves que le brillan de tranquilidad.
Y, entonces, te das cuenta de que esa bomba no es más que una pequeña cirugía que, lejos de afear, mejora.
Y, entonces, sonríes. Con más razón aun que la vez anterior. Con más fuerza. Con mas ganas.
Y, entonces, piensas: qué más da que en 10 años uno viva en un universo blanco y ordenado y en otro en una caravana destartalada. Qué más da si en dos meses uno conoce a alguien y decide cambiar de apuesta.
Qué más da eso si hoy todo está acompasado. Si hoy toda la preocupación es llegar puntual, o tener permiso para hacerlo.
Qué más da si mañana amanece diferente mientras hoy, que es lo único que importa, anochece calmado; colorido; risueño; feliz.
Qué más da mañana si tenemos todo lo que se puede pedir: un hoy.

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