viernes, 23 de septiembre de 2011

Y, entonces...

Y, entonces, llega un día en el que ¡Pum! Hay una bomba de relojería que estalla.
Y, entonces, parece que se vuelve al principio. Que dices "dios mío, si esto está hecho unos cirios".
Y, entonces, pasan las horas. Te relajas. Miras al presente a los ojos y ves que le brillan de tranquilidad.
Y, entonces, te das cuenta de que esa bomba no es más que una pequeña cirugía que, lejos de afear, mejora.
Y, entonces, sonríes. Con más razón aun que la vez anterior. Con más fuerza. Con mas ganas.
Y, entonces, piensas: qué más da que en 10 años uno viva en un universo blanco y ordenado y en otro en una caravana destartalada. Qué más da si en dos meses uno conoce a alguien y decide cambiar de apuesta.
Qué más da eso si hoy todo está acompasado. Si hoy toda la preocupación es llegar puntual, o tener permiso para hacerlo.
Qué más da si mañana amanece diferente mientras hoy, que es lo único que importa, anochece calmado; colorido; risueño; feliz.
Qué más da mañana si tenemos todo lo que se puede pedir: un hoy.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Pero...

Pero...¿A qué día estamos?
¿Como va el mundo?
¿Qué es el bien?
¿Existe la felicidad?
Pero... Espera, ¿Eso qué importa?
Hoy hace una noche estupenda. La ventana se puede abrir aun con las luces encendidas sin que entren polillas.
Huele a madera nueva la habitación. ¿Hay un olor más delicioso?

Las noches como hoy me apasionan. Parece que el universo tiene una armonía especial.
Parece que los problemas se han superado.
Parece que por fin hay un perfecto equilibro entre lo bueno y lo malo.
Así que me encierro en mi cueva amarilla palo, pongo una película que me evade y me resguardo entre los tonos beige de mi sillón recién nacido.
"Vicky, Cristina, Barcelona" es una buena opción.
¿Gin-tonic a solas? Bah, estoy de vacaciones. Estoy feliz.
Todo ira bien.
Sí, es esa frase: todo ira bien.
¿Se puede pedir más que la certeza de que todo ira bien? No, ni en sueños.
Mejor en la realidad, que sigue un patrón, que se puede controlar.
Respiro. Cierro los ojos. El aire entra tan puro que me retuerzo del gusto.
Sonrió.

Las noches a solas puedes ser devastadoras cuando uno no tiene las riendas cogidas con fuerza. Pero hoy me agarro a ellas con la convicción de que el control es mío.

Sí, hoy todo ira bien.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Tal vez la mejor forma de decir -siento la incredulidad de los últimos días- sea explicando qué me perdería de no arrepentirme."



Gracias por la paciencia, por la capacidad de comprensión. Gracias por la gasolina y por los viajes a mares de cristal azul.



Gracias por las ganas de enseñar cosas, por el dinamismo y el pie que eso da a hacer mil planes diferentes. Gracias por ir innovando y haciendo una rutina envidiable.



Gracias por los maratones de Lost y por las fotos-regalo.Gracias por los coches-mansión y por los orgasmos-ferrari. Por tener templanza ante los pinchazos inoportunos y por tener buena cara cuando pago contigo mis disgustos.



Dices que agradecer demasiado es mala señal. Pero quiero dejártelo claro: no te idolatro. Conozco y sufro tus defectos y te lo hago saber. Tal vez demasiadas veces. Tal vez demasiadas veces me encabrono. Y, ya que me gusta tanto el equilibro, creo que esto compensa la balanza.


Total, la experiencia de rozar los extremos es, a unas malas, experiencia. Así que gracias, a veces pienso en lo bien que estaba en diciembre, en lo independiente que era. Ahora sigo siendo independiente, pero con un complemento que me enorgullece.



Gracias por los desayunos en vips y por las cenas internacionales. Gracias por las noches-de-no-hacer-nada y por las noches-de-hacerlo-todo.



Está claro que sabes que estoy agradecida, que sabes lo que me gusta y lo que me disgusta, pero, lo que a veces se cree firmemente se reafirma cuando se corrobora.



Gracias por la ración que siempre me toca de patatas deluxe, por hacerme reír a carcajada limpia.
Hay más cosas, claro, pero a este paso vas a pensar que tienes al toro cogido por los cuernos.



De modo que gracias Fernando, eres el mejor compañero de pupitre que una puede desear.