sábado, 29 de enero de 2011
Decepcionable
Nos derretimos por complacer nuestros caprichos y dejamos de lado todas esas pequeñas cosas que nos podrían hacer felices.
No queremos vivir. Es increíble. Es como si la vida nos asustase, como si nos pareciese demasiado poco ser felices. Es como si el hecho de pensar que nuestros problemas no son tan importantes nos hiciese menos importantes a nosotros.
Como si no pudiésemos evitar pensar que las vidas sin lágrimas y muecas son incompletas.
Es una lástima que estemos ciegos a la vida, porque jamás veremos lo que significa realmente.
sábado, 22 de enero de 2011
Jaque
martes, 18 de enero de 2011
Decadencia
lunes, 17 de enero de 2011
Buscando en el baúl de los recuerdos
Porque eso era complicidad.
Yo me sentía protegida. Segura. Confiada.
El mundo giraba, daba vueltas, pasaba a nuestro lado mientras nosotros, como dos ingenuos vividores, nos pasábamos el día entre pétalos. Entre sueños.
Las manos hablaban más que la boca. Los ojos decían más que los poemas.
Era pura contemplación.
Era amor.
Y jamás me cupo la menor duda.
Amor...
Amor dulce. Efímero. Suave. Sincero. Áspero. Duro... Real.
Un amor que nos traicionó y nos abandonó al abismo de la rutina. De los “ya veremos”. Del “no es lo mismo”. Y no, claro que no era lo mismo. Porque ya no era nada.
Ni tú, ni yo, ni nosotros. Porque tú ya no eras tú, y yo... yo ya no era yo.
Nosotros ni existíamos.
A veces nos derretimos al ver de nuevo los estigmas de ese sentimiento en los demás. Nos regodeamos en su historia. Y sonreímos.
Y entonces lo siento de nuevo.
Aunque solo sea un recuerdo
Aunque, después de todo, sólo sea amor.
Es curioso lo que se encuentra rebuscando en los archivos del ordenador
jueves, 13 de enero de 2011
Recluso
-¿Y luego qué?
-Luego intenté olvidarme de ti...- Sonríe. Con nostalgia. Con pena. Es una de estas sonrisas que tienen forma de lágrima.- Pero no pude.
-¿Me estás vacilando?
-No. Es en serio. No pude. La lata de recuerdos de mi cuarto está repleta de ti. Cuando la abro parece una caja de música que grita tu nombre, solo que a ésta no hace falta darle cuerda. También mi colgante, tu bola del 8, mi cámara, tu tortuga de peluche, mi sótano. Todo. La comida china. Los comics. Mi corcho. Mi vida. Hasta yo me recuerdo a ti.- Frena. Toma aire.
-Toma.- Él la tiende un pañuelo de papel.- Se te está corriendo el rimmel.
-Pero es que no eres tú.- Ella le mira. Observa detenidamente cada facción de su cara.- Te pareces tanto...- Él esboza una mueca de dolor- Pero no eres tú. Ni mucho menos. Él sonreía, y cuando lo hacía miraba hacia abajo levantando las cejas. Lo sé, le exasperaba constantemente. Pero a la vez le hacía gracia. Y feliz, eso sobre todo. A ti no puedo hacerte feliz, solo te exaspero. Solo te hago daño. Tú ya no eres él por la sencilla razón de que yo no te complemento en ningún sentido. Ahora eres huraño. Frío. Eres un pájaro enjaulado por sus plumas. Pero es tu culpa.
-¿Y tú? ¿Acaso crees tú que eres ella?
-Creo que ahí esta el problema.
-¿Ah sí? ¿Dónde?
-Yo nunca fui ella.
martes, 11 de enero de 2011
Sin identificar
Quiero un sentimiento anónimo. Que no busque calificativos. Que no merezca calificativos.
Quiero un sentimiento que no goce de definiciones, que tan solo goce de él.
No busco bautizar mis emociones. Eso sería estandarizarlas. Eso sería reducirlas a un parámetro, a un esquema.
Quiero vivirlas. Tan solo vivirlas.
¿Para qué obsesionarse con etiquetas y precios? ¿Para luego tener que ponerse de rebajas porque nadie las ve asequibles?
Prefiero el trueque.
El intercambio.
O incluso regalarlo. No hay nada mejor que regalar un sentimiento y ver que se le da utilidad.
Me encanta emocionarme. Notar que estoy viviendo. Que estoy viva y que lo estoy aprovechando.
-Mira a esos dos que se acaban de dejar con un sabor a tristeza en la boca.
-Ese sabor es horrible.
-¿Y sabes por qué? Porque buscan lo mismo, pero le ponen un nombre diferente. Si se sirven de algo no tiene sentido que quieran...
-Que quieran romper los lazos de igual grosor y tejido solo por que el color de los hilos es diferente.
-Sí, parece que me has comprendido.
-Sí, parece que te voy comprendiendo.