lunes, 17 de enero de 2011

Buscando en el baúl de los recuerdos




Porque eso era complicidad.

Yo me sentía protegida. Segura. Confiada.

El mundo giraba, daba vueltas, pasaba a nuestro lado mientras nosotros, como dos ingenuos vividores, nos pasábamos el día entre pétalos. Entre sueños.

Las manos hablaban más que la boca. Los ojos decían más que los poemas.

Era pura contemplación.

Era amor.

Y jamás me cupo la menor duda.

Amor...

Amor dulce. Efímero. Suave. Sincero. Áspero. Duro... Real.

Un amor que nos traicionó y nos abandonó al abismo de la rutina. De los “ya veremos”. Del “no es lo mismo”. Y no, claro que no era lo mismo. Porque ya no era nada.

Ni tú, ni yo, ni nosotros. Porque tú ya no eras tú, y yo... yo ya no era yo.

Nosotros ni existíamos.

A veces nos derretimos al ver de nuevo los estigmas de ese sentimiento en los demás. Nos regodeamos en su historia. Y sonreímos.

Y entonces lo siento de nuevo.

Aunque solo sea un recuerdo

Aunque, después de todo, sólo sea amor.



Es curioso lo que se encuentra rebuscando en los archivos del ordenador

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