lunes, 3 de enero de 2011

Pelusas en el corazón

"Cuando vi a aquel hombre me recorrió una extraña curiosidad por la espina dorsal.
Tenía los ojos encharcados en años y las manos arrugadas de historias. Una sombra de experiencia le cubría toda la cara, y creo que todo el cuerpo en general también.
Lo imaginé en un retrato en blanco y negro. Una de estas fotografías que te dejan pensando un buen rato delante de ellas.
Sus canas no eran blancas, pero las tenía en cada palabra, en cada gesto.
Lo cierto es que ese hombre me empezó a apasionar aun sin haberle conocido. No sé que era. Puede que su aura. Su olor.
Pude que todo en general.
Sin embargo seguía teniendo algo inaccesible en su mirada. Como si detrás de su iris hubiese un candado encargado de esconder un gran secreto del alma.
Yo no pude acercarme mucho más tiempo del necesario a él. Tenía frases heladas que calentaban el cuerpo. Y esa sensación es difícil de soportar cuando no sabes si tienes frío o calor.
Me comentó que en su vida había desgastado mucho su órgano bombeante. Que había amado con todos sus sentidos y que había llorado hasta por las uñas. Es por eso que decidió dejarlo en el desván de lo invisible.
Me dijo que no lo volvería utlizar. Que le daba miedo subir ahí y verlo consumido y débil.
Que debía estar lleno de pelusas."

1 comentario:

  1. Cada día mejoras, una pena que escribas cada mes.

    Sigue así.

    P.D.: ¿Ves que elegante queda por aquí con blogger?

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