sábado, 26 de marzo de 2011

Todo se balanza

Lo que pasa es que yo no buscaba esto. No es de estas veces que sabes lo que no quieres.
Es que yo sabía lo que quería. Y no era esto.
Yo buscaba algo que no dejase mal sabor de boca antes de acostarse.
Algo que no me hiciese sentir vulnerable y cansada.
No, yo no buscaba esto.
No buscaba desgastarme más, porque ya me quedaba poco para desgastar en el cuerpo, o en el corazón, o donde quiera que se ubique.
Yo quería estar despierta y activa.
Quería sonreír como antes de que me bajases las comisuras de los labios porque era molesto simplemente.
No, yo no buscaba esto.
Es duro cuando una se da cuenta. Pero hay que aceptar la vida como viene y luchar por lo que venga.
No me preocupo por el futuro, eso es lo malo, que tengo razones para preocuparme por el presente.
Porque yo no busco un cielo igual cada día, ni una conversación por compromiso.
Odio los compromisos.
Pero odio aun más la rutina.
Así que dejémonos ahora que estamos a tiempo.
No juguemos más a creer que somos capaces de nada.
Porque está claro que no lo somos.

Lo que empieza leve, leve acaba. Y lo que en un principio eran tuercas bien apretadas ahora son clavijas sueltas como en una guitarra vieja que no soporta los cambios de temperatura sin que se le desafinen las cuerdas.

Sí, esta vez decidí no advertirlo, pero tal vez debí hacerlo.
Es una simple consecuencia de mi desoladora desesperanza por estos temas.
No doy un duro por las historias bonitas. Nunca me parecieron reales.
Tal vez para otros sean posibles, pero mi realidad está estancada en un angosto fango de injusticias.

Así que no creamos que no pasa nada. No soy digna de poseer el encanto de los besos que otras puedan recibir.
No me altera pensarlo. No me importa.
Cuando una se acostumbra a ser solo una lo demás siempre es superfluo.

Es la condena de mi coraza. En cuanto siento que empieza a desquebrajarse la aparto corriendo del foco de infección y me marcho con mi música a otra parte.

¿Qué por qué te digo esto? No sé, es verano y hace calor. Las ideas se han puesto a sudar por mi cuerpo de repente.
Y, como estabas delante, no he podido secarlas a tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario