jueves, 24 de marzo de 2011

Fase REM

-Creo que había palmeras en ese sueño. Decenas de palmeras. Creo que quitaban el sol de la frente mientras la brisa marina las balanceaba, como si la naturaleza me estuviese cantando una nana. Porque sé que estaba dormida, pero si no me hubiese vuelto a dormir ahí mismo.
-¿Y qué más había en el sueño?
-El mar. Un mar azul clarito, como el de las postales de Costa Rica. Un mar azul clarito  que se confundía con el cielo en el horizonte. También un par de nubes delgadas y blancas. Ah, y arena claro, una de un color muy parecido al de las nubes.
-¿Y por qué era especial?
-No era especial entonces. Es especial ahora, ¿sabes?, puedo recordar lo que sentía mientras soñaba. Era paz. Todos mis músculos estaban en armonía con el lugar. Mi cabeza estaba tranquila. Estaba disfrutando el momento como no lo hacía desde que tenía seis años y ponía los cinco sentidos en jugar con las muñecas. Cuando sientes eso el tiempo no pasa ni se para. No existe. El tiempo solo existe cuando nos damos cuenta de él, si no somos capaces de sentirlo el tiempo no nos desgasta, solo nos cambia.
-¿Y no pasaba nada más?
-No, no hacía falta.
-Pues menudo sueño más aburrido.
Ella sonríe.
-Para mí ha sido el más completo de toda mi vida.

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