Iba a
colocarla esta mañana, en su sitio de siempre, con la dejadez de siempre. Ayer
se cayó como se cae cualquier objeto sin sentido, como se ha caído tantas
veces, pero no sé, tal vez haya sido una esquirla que aun quedaba encendida de
aquel fuego: la he abierto.
Hacía mucho
tiempo que no la leía.
Y de pronto
te he vuelto a ver sonriendo, te he vuelto a ver temblando, desnudo, triste,
nervioso, ebrio.
Y te pronto,
te he vuelto a besar.
Magia. Ver
cómo una carta puede hacer que un fuego se reavive, ver cómo puede volver
nítidos los recuerdos manchados por el tiempo y por las lágrimas.
Lo que dejé
de comprender, lo he comprendido hoy.
Hoy sé qué
veía en ti, hoy lo sigo viendo.
Y hoy sería
uno de esos días en los que te recibiría con los brazos abiertos, pero con el
corazón entornado, que algo he aprendido.
Sin embargo
hoy es efímero, y, casi como un sueño, se apagará al mañana.
De hoy no me
acordaré y hoy tú ni lo intuyes.
Pero es
bonito.
Saber, que
aunque pasen los años, te puedo seguir sintiendo cerca, con la total certeza de
que, aquello, nunca va a dejar de calentar del todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario