viernes, 24 de junio de 2011

Clap

-¿Y después de 10 años?
-Nada, olvídate. En 10 años no te encontraré de pronto en la cola de una tienda de discos y te miraré con curiosidad. En 10 años no me dirás "¿Tomamos algo?" y luego me invitarás a tu casa.
-¿Y por qué no?
-Porque en 10 años yo no seré yo. Yo no seré la chica que sonría a tus ojos. Seré la chica que piense en su trabajo, en sus amigos y, quién sabe, tal vez en su pareja. Cosa que dudo, porque no creo que en 10 años haya perdido mi miedo al compromiso. Cuando renunciemos a "nosotros" no recordaré los besos bajo la luna ni las cenas en el paraíso. Tengo algo bueno; yo no se pasar página, se cerrar el libro.
-¿A qué te refieres?
-A que cuando cierro un libro y lo devuelvo a la biblioteca no lo vuelvo a leer si no me ha gustado el final. Y, en asuntos de pareja, NUNCA me gusta el final.
-No se, la verdad es que me parece que me estás chantajeando. Parece que dices "conmigo ándate con ojo con las dudas porque no hay vuelta atrás".
-No te confundas. Esto no es un chantaje, es una realidad. Si tienes dudas resuélvelas. Y si no las resuelves no te permitas seguir teniéndolas.
-Me sugieres que corte por lo sano ¿No?
-Sí, siempre. No debes dejar que la presión te fuerce. Cuando uno deja de sentir lo sabe. Yo siempre lo se.
-Yo no, nunca me he despertado un día pensando "ya no siento nada".
-Bueno, entonces puede ser que nunca hayas sentido nada o que nunca hayas dejado de sentir. O puede que ambas. Pero hay indicios. Y yo ya no siento hormigueo en el estómago cuando te veo. Ya no siento presión por tu presencia. Me he acostumbrado a tu mediocridad, a tu falta de ganas, a tu ciencia de los sentimientos o a tu falta de ellos. Y ya no me llamas la atención, me parece demasiado simple y fácil. ¿Demasiado cobarde tal vez?
-Vaya...
-Me gustan los hombres que no tienen líquido de frenos. Los que se dejan llevar. Los que no controlan todo. Y tú... Bueno, tú sabes mejor que nadie que no eres así. No eres libre. Y eso no tiene por qué ser malo, de hecho es bueno, está bien visto, es políticamente correcto. Pero no es lo mío. Yo no soy así. Yo no tengo freno, ni ABS. No tengo ni freno de mano. Yo nunca he sido políticamente correcta, y eso me encanta, porque soy yo misma, sin máscaras, sin disfraces. Lo que ves siempre es lo que soy. Soy muy inocente, muy inofensiva, soy fuerte a veces, otras débil. A veces soy valiente y otras una completa cobarde. Pero soy así. Y eso siempre lo has sabido. En cambio yo no tengo ni idea de cómo eres tú. Solo conozco la imagen que vendes. Se que eres listo, avispado e inteligente. Pero, ¿eres fuerte? ¿Sabes lo que es amar?
-Si no sabes eso es que no sabes ver lo que te muestro.
-Puede, pero intenta pensar, plantéate por un momento si lo que muestras no es contradictorio.
-...
-Ahora me voy. Aun no he cerrado el libro, tu dirás si merece la pena el final. Tú eres el que puede elegir ser el primero en darme un libro con segunda parte.

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