domingo, 19 de junio de 2011

Sábado noche

Él tiene esa pinta de chico peligroso e insensible que tanto atrae.
Él tiene esa pinta de insano vividor que tanto nos gusta.
Cuando mira con los ojos entrecerrados te pierdes en sus sutiles vaivenes.
Él es el símbolo de mis noches en vela.
De mis perdiciones impuras.
Él me hace temblar con un beso y consigue que me chirrié hasta el corazón de la fricción que alcanza por el aumento de latidos.
Él me mueve. Me tensa. Me suelta. Me derrapa. Él me intensifica, me adormece, me levanta.
Él me empuja al abismo del "ahora". Él me hace no pensar en un futuro.
¿Que es poco precavido? Cierto.
¿Que algún día pasará factura? Sí.
Pero mientras siga encontrando consuelo en los pliegues de su colcha que se quiten las dudas del mundo.
Mientras siga pudiendo contar con su "vive la vida" cada noche solitaria que se quiten los compromisos.

Porque él es así. El amigo infiel. El eterno pájaro libre.
El consuelo inmediato.

¿Que nunca me amará? Es cierto, y es lo mejor de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario