martes, 14 de febrero de 2012

Que no te de miedo

Que no te haga sentirte culpable ser feliz cuando las cosas van mal. No hay nada más de agradecer que una sonrisa en medio de la tormenta.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Siempre hay un día siguiente

¿Y ahora qué? ¿Fingimos que no ha pasado nada o aceptamos que ayer se nos rompió un poquito el corazón?

miércoles, 18 de enero de 2012

2012

Hoy es uno de esos días.
Hoy te agarraría el cráneo y te diría "mírame fijamente todo lo que necesites para darte cuenta de que no tengo la intención de cambiar mi esencia. Pero piensa seriamente si es esto lo que quieres".

lunes, 16 de enero de 2012

Intento número uno

"No, no abras la boca. No hace falta que lo digas. Ya lo dices de otro modo. Pero cómo ¿No lo entiendes?
Es normal. Es humano. Todos erramos. Todos cometemos el error de dejar algo de lado.
No, no me mires. Me quieres mirar por dentro y eso no se consigue con los ojos. Mírame mejor con un beso. Ah, que tienes miedo. No pasa nada, todos lo tenemos. Sabemos que un beso es la respuesta a esta duda que, por otra parte es nuestra única esperanza. Pero hazlo, bésame.
...
Y ahora entonces, ¿qué hacemos? Sí, los dos pensamos lo mismo. No, no lo sentencies. Dejemos en el aire la nueva duda de separarnos por evitar morir de amor o porque simplemente no nos amamos."

Y entonces recuerda aun mas lejos. Aun mas lejos. Cuando el aire soplaba gélido y las noches se convertían en antorchas encendidas al son de una cancion inventada por dos corazones que latían a un ritmo frenético.

"No, no abras la boca. No hace falta que lo digas. Ya lo dices de otro modo. Ya me estás diciendo a gritos con tus manos que me quieres. ¿Y tú, no escuchas a mis ojos cantar de alegría? ¿No sientes la percusión de ese músculo que bombea emociones al ritmo de semicorcheas? Sí, también escucho el tuyo. Y parece que el compás aumenta cuando te acaricio el brazo. Y sigo subiendo. Y sigo subiendo.
Algo flota. ¿Seré yo? Tal vez esté tan ligera cuando te siento cerca que me quedo sin las presiones que me atan al suelo y entonces vuelo. Sí, me haces volar. Vuela conmigo."

Pero... Aire.
Ahora todo eso es aire. Es nada. Es pasado. Es nada. Es recuerdo. Es nada.
Y entonces una espina intravenosa se apodera de un canal y le recorre todo el cuerpo.
Qué ocurrió. Qué apagó aquella llama tan eterna. Qué hizo que las manecillas del reloj volviesen a hacer "tic tac" de nuevo.
Habían parado el tiempo. Habían encontrado la forma. El tiempo no pasa si el sentimiento permanece inmutable, no, no pasa en ese aspecto.

"¿Y qué hicimos? Podríamos haber sido eternos y nos quedamos en mortales. No, yo tampoco lo entiendo. ¿Cuándo decidimos poner en marcha el contador? ¿Que ocurrió? ¿Se nos escapó aquella duda del bolsillo y salió disparada a darle la vuelta al reloj de arena? ¿O fue aquel grito? ¿O aquella mentira? Sí. Puede que fuesen todos. O, imagínate, puede que fuésemos nosotros... No, yo tampoco lo creo. Es imposible. Nosotros éramos eternos... Nos lo arrebataron. Sí. Tuvo que ser eso. Fue esa duda, y aquel reloj hizo el resto."

lunes, 12 de diciembre de 2011

Bah! Ya está bien de quejas!

Hoy ha sido un gran día. ¿Por qué?
Un buen día se puede distinguir en un minuto: en los 60 segundos antes de dormir.
Si en esos segundos eres feliz; si te acuestas con esa sensación de felicidad y casi sin querer comienzas a cerrar los ojos sonriendo, ha sido un gran día.
No importa que el día empezase fatal, no importa que haya habido momentos tristes: si te duermes feliz el día ha sido inmejorable.

Por eso hoy es un dia tan importante: es un gran día digno de agradecer.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Libertad

A todos nos da miedo que nos defrauden. A todos nos da miedo que nos vuelvan a hacer daño. Pensamos, sabemos, que dañaría nuestro orgullo y nuestra estima. Sabemos que nos decepcionaría, que nos haría infelices.

A veces no podemos evitar vivir con la incertidumbre de si nos van a volver a defraudar, porque a veces ni siquiera conocemos a esa persona.

Sin embargo, otras veces, tenemos en mayor o menor medida ese poder de hacer cambiar a la persona que nos ha abierto una herida.

Hay diferentes formas de hacerlo. Unos piensan que ni siquiera merece la pena, que las personas no cambian, que siempre van a ser como son. Otros piensan que la mejor forma es siempre la más restrictiva. Ésta es una forma relativamente fácil de llevar a cabo ¿por qué? Desconfiar de la persona que ha perdido nuestra confianza es siempre lo más fácil. Puede ser efectivo, puede que no nos vuelva a fallar, ¿cómo iba a hacerlo si no tenía vía alguna? Una persona encerrada en un metro cuadrado rara vez hará algo malo, pero, eso sí, no te extrañe que de vez en cuando rompa la caja: hasta esa persona necesita respirar libremente.

Si llevamos a cabo ésta forma de hacer cambiar a alguien nunca podremos extrañarnos de que la sensación de desconfianza dure eternamente. Es muy simple, ya que aunque pasen los años nunca nos dará una sola razón para que confiemos en ella: es imposible devolverle la confianza a alguien a quien se la negamos de raíz.

Pero, no pasa nada, hay otra vía. Es más difícil. Puede ser dolorosa, y puede ser que nos vuelvan a hacer daño. Sí, si nos volviesen a hacer daño sería nuestra culpa ¿por qué? Porque habríamos dado una segunda oportunidad, porque habríamos apostado por entregar de nuevo, de una forma casi gratuita, nuestra confianza a esa persona. Uno puede pensar que esta opción es la del idiota o la del iluso. “¿Por qué iba yo a dar una segunda, o tercera, o cuarta oportunidad a alguien que no me parece que haya aprendido?” Bien, entonces uno debería plantearse cómo cree que puede evaluar si una persona ha aprendido, cómo va a ver realmente si alguien ha cambiado. Una forma sencilla es dejándole libre.

Es entonces, y solo entonces, cuando podemos ver si esa persona ha crecido. Si esa persona es de nuevo de confianza. Lo sabremos porque lo veremos. Y será entonces, y solo entonces, cuando las dudas desaparecerán y ya no tendremos que entregar nuestra confianza, ya que ésta se depositará ahí sola.

Las personas que reciben un castigo suelen aprender. Las personas que reciben un halago aprenden siempre; de la misma manera una persona que permanece en una cárcel años tiene probabilidades de reincidir, esto se debe a que el castigo no asegura un arrepentimiento sin embargo es también cierto que el arrepentimiento muchas veces llega antes incluso de imponer un castigo.

Y, cuando una persona está arrepentida de verdad, entonces ya está lista. Todo lo que se haga después del arrepentimiento solo servirá para generar dolor y frustración. Solo servirá para que nosotros mismos pensemos “estoy haciendo lo que es políticamente correcto, esto tiene utilidad”. Pero nos estaremos engañando, a una persona arrepentida no se le puede pedir nada más, porque no nos podrá entregar nada más

De modo que, si alguien te hiere y te pide tu perdón, si esa persona está supurando arrepentimiento por cada poro, no le castigues, no le niegues esa libertad que te pide. Se lo suficientemente fuerte para dar la opción de exponerte a más derrotas porque, si no, no vas a obtener ninguna victoria.

sábado, 22 de octubre de 2011

Un gran día

Una persona feliz no necesita maquillaje